Adela (Parte II)
Fecha: 31/08/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos
... sentidos estaban a toda marcha, consciente de lo que me rodeaba, las sensaciones físicas me recorrían, y por supuesto, la mujer que estaba sentada frente a mí.
—Si te quedas y estas interesada en expandir tus límites. Vamos a pasarlo muy bien, tú y yo. Si decides marchar, eres libre de hacerlo, no puedo retenerte, pero.... —Me escurrí de aquella mano que iba a tocarme. Entonces Adela alargó el brazo y me asió por el codo. Con un fácil vaivén me hizo volverme hacia ella. La vi erguida, palpitante, incitante, excitada… Sí, yo también, sumamente excitada. No dije palabra alguna. Me acerqué a su cara y le buscé los labios con los míos. Deslicé la lengua por aquella abertura caliente. La besé como una salvaje. Ella pasó una mano alrededor del cuello, y la otra bajo la camiseta y me asió tirando de un pezón, de tal modo que me sujetaba por la cara y el pecho. Estaba atrapada bajo la opresión de sus manos.
Había decidido que ya era hora de expandir los horizontes de mi sumisión. Entramos en el dormitorio, me entregó de nuevo el collar. Caminó a mi alrededor, un círculo lento que hizo que mi corazón latiera con fuerza. Sus manos me rozaron, dejando la piel de gallina en su estela. Luego volvió a estar frente a mí.
—Manos —Temblé ligeramente, cuando con un foulard ató mis muñecas.
—Muy apretado.
—No mami.
—Muy bien. Ve y acuéstate de espaldas en la cama —Anduve hacia la cama y me tumbé como había pedido.
—Buena niña. Con las manos sobre la cabeza, las rodillas ...
... hacia arriba y flexionadas.
Habló en voz baja, sin ninguna fuerza, pero de una manera que dejó en claro que ella estaba a cargo y que se esperaba mi obediencia. Puso su mano plana entre mis senos, haciendo que mis ya duros pezones palpitaran, luego la recorrió por todo el torso, por la curva de mi vientre, hasta la unión de mis muslos donde ya estaba caliente, se quedó allí, frotándome ligeramente, era consciente de la humedad que ya se había acumulado entre mis piernas
—Te puedo oler, mi pequeña niña. Ya estás mojada para mí y apenas te he tocado.
Gruñí ante sus palabras, con una humillación ardiente fluyendo a través de mí, trayendo color a mis mejillas. Golpeó ligeramente mi coño, no lo suficiente como para doler, más como un recordatorio de que yo tenía que ver con lo que deseaba.
—¡Ah! Jadeé suavemente cuando su mano hizo contacto golpeando de nuevo.
—¿Porque estas ya mojada?
—Yo... Sí mami, ya estoy mojada.
—Mmhm. ¿Y por qué es eso?
—Sera porque estoy necesitada, mami.
—Me necesitas para qué, Nora?
—Necesito que seas dueña de mi cuerpo, por favor.
—¿Quieres decir abofetearlos así? —De nuevo golpeó un par de veces.
—Dios sí, más. Por favor.
—De quien son estos pechos, te gustó tanto la última vez que los estuve pellizcando, esto debería ser aún mejor. —Con ambas manos los golpeó rozando los pezones. Solté un ahogado gemido. No estaba dispuesta a ceder todavía pero era consciente de la línea fina en la que estaba caminando. Sus dedos ...