1. Nuestra amiga argentina no deja escapar ni al dentista


    Fecha: 31/08/2019, Categorías: Gays Autor: dantraloco, Fuente: CuentoRelatos

    Esto me paso hace poco, y como siempre son cosas que no se las quiero contar a nadie por eso lo hago por acá, voy a tratar de que no sea muy largo.
    
    Resulta que yo tenía un dentista desde que soy chica, pero ya está viejito y dejó de trabajar, me fijo en la cartilla médica de mi pre paga y elijo uno cualquiera, total solo era para que me revise.
    
    1ª visita: llego al consultorio, muy lindo bien puesto, la secretaria una mina de unos 50 años, llega mi turno me hacen pasar al consultorio, cuando lo veo mi imaginación empieza a volar, un tipo de unos 40 años, muy fachero por la edad que tenía, y aparte me di cuenta enseguida que también muy mujeriego, por más que tuviera en el consultorio algunas fotos con su familia por lo que no ocultaba que era casado.
    
    Era un día de calor, yo me fui con esos shorticitos de jean que los bolsillos pasan el pantaloncito y son medios rotosos, no lo hice a propósito, pero cuando me senté en el sillón del dentista (no sé cómo carajo se llama), obvio quedaron todas mis piernas al aire, y me di cuenta que las miraba. Por su trabajo, obvio, también en algún momento me tocaba la cara, y muy dulcemente. Aparte como le tengo pánico al dentista y se lo dije de entrada, me hablaba para que me tranquilizara y de paso entraba en confianza, nada, me preguntaba de mi vida, que hacía, si estaba de novia, y todo eso. La verdad que ningún boludo, lo hacía con mucha sutileza, en ningún momento se pasó de la línea “digamos profesional”. Me dice que tenía ...
    ... una caries y que le pida turno a la secretaria para volver otro día.
    
    Cuando me fui, mi imaginación empezó a volar, en mi vida hice de todo, pero nunca había cogido ¡en un consultorio!, y el tipo este, como les dije, tenía pinta de tramposo, pero me preguntaba, ¿se dará?, yo, ya lo saben, nunca doy el primer paso, mi estrategia es insinuar, y si encuentro respuesta me entrego, pero tampoco, me iba a regalar, nada, no sabía que podía pasar.
    
    2ª visita: llego, ya me saluda con un beso, pero por más que fue en la mejilla, fue un beso un poco más que de saludo. Me siento en el sillón, me recuesto, me dice que me quede tranquila, la verdad estaba nerviosa por todo, por la caries que me iba a arreglar, y por lo que les conté. Él se dio cuenta que estaba nerviosa, trata, otra vez de calmarme hablándome de cualquier boludez, en un momento, me dice “nena, quédate tranquila, nunca te voy hacer nada que no estés dispuesta a hacer” obvio que esto fue en doble sentido, y de una manera “digamos paternal”, me pone su mano sobre la pierna y me da una pequeña caricia, con el fin de tranquilizarme. Yo no le dije nada, dejé que me acariciara la pierna, y eso lo hizo un par de veces, sin que nos dijéramos nada, me di cuenta que estábamos entrando en un juego que no sabía cómo iba a terminar.
    
    La cosa es que él termina de atender a las 15 hs., y me dice que me quería hacer una buena revisión en la boca porque (la verdad no le entendí un carajo lo que me dijo, pero me di cuenta que era una ...
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