1. Saga Infiltrado: El Objetivo


    Fecha: 03/09/2019, Categorías: Incesto Autor: NenaJoven, Fuente: SexoSinTabues

    ... su hija cuando esta caminaba. Para rematar la faena, le hizo dos trenzas a los lados de la cabeza que hacían que su hija estuviese preciosa. Cuando se detuvo a mirar su obra, casi se queda sin aliento. Daniela podría ser el sueño de cualquier hombre. Estaba segura que cualquier hombre con gustos afines a los que ella misma tenia, se volvería loco por Daniela y ese era precisamente, su objetivo. Salieron a la calle en dirección al parque. Su intención era visitar dos o tres sitios todos los días. Era consciente de que no debía arriesgar, y que cualquier error podría ser fatal, pero estaba decidida. Paseo a si hijita por el parque, por la zona de juegos de la playa y por la zona de la atalaya. Siempre alerta, siempre vigilado. Aquel primer día tan solo vio un par de sospechosos. Pero solo eran eso. Sospechosos. Aquella noche, en el hotel, sin poder resistirse más, saco la ruleta de los besos inventada por ella, y jugo una rápida partida con Daniela. Al día siguiente volvió a probar en los mismos sitios. Esta vez sí que vio a un tipo que podría encajar en el perfil. Lo vio en el parque. Alto, moreno y fuerte. No le quitaba los ojos de encima a Daniela y se sobaba su paquete en ocasiones, relamiéndose. Para probarle, le tiró la pelota a su hija, y cuando esta se agacho para cogerla y pudo verse con toda claridad sus bragas y como éstas se metían por los cachetes de su culito, al tipo se agarró nuevamente su paquete y sacó la punta de su lengua imitando una serpiente. Creía que ...
    ... tenía un candidato. Se fueron a la zona de juegos de la playa, y pudo ver como el tipo les seguía a la distancia, y como nuevamente, vigilaba a su dulce Daniela cuando esta jugaba. En ocasiones, llamaba a su hija, la decía algo divertido, y la daba un pequeño azote en el culete por debajo de su corta falda, siempre a la vista del espía. Para terminar, fuero a la atalaya. Una zona de juegos rodeada de vegetación y zonas verdes y por fin el momento que estaba esperando. Daniela le dijo a su madre que se hacía pipi y la acompañó hasta unos arbustos cercanos con paso lento, para que se viese bien a dónde iban. Ya en los arbustos, esperaron a notar su presencia y le bajó sus braguitas hasta los tobillos para que pudiese hacer pipí. Dani, se agacho e hizo sus necesidades. Cuando terminó, la limpió con una toallita húmeda que tenía en el bolso, recreándose en su cuerpo y escuchando un suspiro lejano. Para rematar la faena, le dijo: “Dani, tienes el culete un poco rojo. Pero como no tengo cremita, te voy a aplicar mi remedio casero especial” Dani, asintió, se agacho ligeramente y abrió con sus manitas el camino. Tanya, recordando los juegos de la noche anterior, le paso su lengua por toda la rajita de su hija, terminando en su anito y lo repitió un par de veces más. Finalmente, le volvió a subir las braguitas y retornaron al lugar de juegos. Cuando volvió a ver a su hombre, no le quedaban dudas de que les había estado espiando, por lo que se armó de valor y le buscó con la mirada. ...
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