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La posesión de Lara
Fecha: 07/09/2019, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Lara siempre había sido buena explorando, y los templos no eran una excepción. Tomó carrerilla y saltó sobre el pozo, aterrizando por los pelos al otro lado y siguió moviendose deprisa.Pudo oír tras ella el sonido de las flechas que surcaban el aire. Si una de esas le daba todo habría acabado, así que se impulsó hacia delante y llegó hasta un túnel por el que desapareció. Aquel templo era muy antiguo, y nadie sabía realmente de dónde venía. Los ladrones habían saqueado las tumbas muchos años atrás pero nadie había encontrado nunca nada realmente. Aquellos que se adentraban en el templo, ladrones o exploradores, nunca llegaban tan lejos cómo para descubrir que secretos ocultaba y muy pocos de ellos regresaban. Lara Croft pretendía ser la primera. Siguió gateando por el pequeño y estrecho túnel, sabiendo que podría caerse en cualquier momento. Sostenía la linterna en la boca, ilumminando tenuemente el camino, hasta que finalmente logró salir y se encontró en otra cámara. El aire rancio de miles de años le dio en la cara y empezó a toser y escupir mientras salía del túnel y se quitaba el polvo. Lara miró a su alrededor decepcionada, era cierto que ella era la primera persona en llegar allí. La cámara no mostraba signos de haber sido descubierta en siglos. Lo más decepcionante es que no había nada dentro, sólo un gran cubo de piedra en su centro. Ni tesoros, ni joyas, nada que valiese la pena llevarse. Lara suspiró, haciendo que sus grandes tetas subieran y ...
... bajaran. Rodeó cautelosamente el cubo y vio arriba el contorno de una tapa, pero no había ninguna clase de escritura, probablemente perdida debido al paso de los siglos. Levantó los hombros y empezó a empujar la tapa con las manos. Era muy pesada, pero ella era lo suficientemente fuerte. Flexionando sus tonificados músculos, consiguió retirar la tapa, que cayó pesadamente al suelo levantando grandes cantidades de polvo. Lara tosió y manoteó para dispersar el polvo y, cuando el aire por fin se aclaró, echó un vistazo dentro de la caja. Dentro vio un rubí del tamaño de un puño. Lara se inclinó para observarlo mejor, había visto muchas grandes joyas en sus aventuras, pero nunca nada cómo esto. Lo cogió y lo sacó de la caja, examinándolo con la linterna, que reflejaba su luz en aquella miriáda de caras. -¡OUCH! -gritó Lara, tirando el rubí al otro lado de la sala en un movimiento reflejo. Su mano había quedado entumecida por lo que quiera que hubiese sido aquello, cómo si hubiese sufrido una descarga eléctrica al coger la joya. Lara se miró la mano pero no vio ninguna quemadura. El rubí debia tener algo que había reaccionado a su contacto. De pronto se puso en tensión, con todos sus sentidos alerta. Juraría haber oído algo en aquella esquina de la cámara. Dirigió la linterna hacia allí a tiempo para ver cómo una negra figura iba tomando forma. Las antorchas de la sala se encendieron, llenando la sala de luz súbitamente. Lara tuvo que parpadear varias veces para ...