1. Fin de semana especial 2


    Fecha: 04/09/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: kimbocat, Fuente: SexoSinTabues

    ... descanso ha terminado, otra vez tus patas levantadas, separadas, esperando que mis dedos coloquen tu vulva justo en el lugar, donde Luisa insertará esta verga de metal, que te penetra nuevamente hasta el fondo, aún no llevas el mordedor, así que tus gemidos se oyen claros y fuertes, gruñes, gimes, mientras tu vagina se llena nuevamente con este anclaje pensado y diseñado solo para ti. Luego otra vez atamos tus correajes, y la cola, quieres pedir que no te la pongamos, que no la clavemos en tu carne, pero solo gimoteas y lloras mientras la notas entrando dentro de ti, un chillido te deja afónica, cuando Luisa aprieta el mando, y las púas vuelven a clavarse dentro de ti. Ya solo queda el mordedor, pero antes decido darte un poco de agua, y cogiendo un cubo, lo acerco a tu cara, agachas la cabeza y lengüetas sedienta, mientras voy levantándolo, parte va a tu boca, otra parte cae por tu cara y moja tus pechos, hinchados y doloridos por estas pinzas metálicas que siguen castigándolos. Sigues bebiendo, hasta que te quito el cubo, me miras relamiendo tu cara mojada, buscando estas últimas gotas que mojan tus labios. Me subo junto con Luisa, que sonrojada me mira, por una parte tranquila por estar aquí, cómodamente sentada y por otra parte asustada, no de mi, sino de ella misma, de haber dudado, de desear sin saber el porqué, estar junto a ti, humillada, encadenada, azotada, atravesada y galopando orgullosa, mientras te ofreces sumisa al placer de tu dueño. El camino se te hace mucho ...
    ... mas cómodo, buena parte del barro se ha secado, y además es bajada. Te doy algunos azotes, me gusta como tensas tu piel cuando el látigo marca tu lomo, ver cómo te estremeces y gruñes mordiendo tu bozal. Los verdugones enrojecen tu piel, al fondo ya se ve la casa, un nuevo azote te hace encorvar de dolor, y una orden clara, -Al trote!!!!, no quiero que lleguemos tan pronto, nada de galopar, a partir de aquí, la espalda bien recta, los pechos levantados, moviendolos para que suenen los cencerros que cuelgan de tus pezones, y a trotar levantando lo máximo que puedas tus patas. No dudas en hacerlo, orgullosa de lo bien adiestrada que estás, Luisa se anima a azotarte otra vez, le excita como lo aceptas, como lo asumes y lo disfrutas. Finalmente llegamos a la casa, entrando en el establo, donde respirando agitadamente, cansada y dolorida por fin puedes parar. Luisa tira del mando del consolador, que sale de tu interior, luego empezamos a quitar tus arreos, las correas van soltándose, sigues quieta, en pie, moviéndote tan solo cuando tiramos con fuerza de tal o cual correaje. Separamos el carro de ti, y cogiendo tus pechos suelto las pinzas, chillas de dolor, mientras Luisa aferra sus labios a tus pezones, su lengua, sus besos, calman un poco el dolor de la sangre volviendo a circular, aprietas los puños, mientras no dejas de llorar, de gemir, yo te quito la cola, abro tus nalgas, mojo mis dedos en alcohol y los meto en tu culo, vuelves a chillar cuando el liquido moja las heridas ...
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