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El calvario de Luciana (final)
Fecha: 09/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... ramera. –Graciela lo hizo con las mejillas ardiéndole. Esa humillación que le era impuesta en su condición de esclava la excitaba mucho, cada vez más. Besó con unción ambos zapatos de Elba y debió reprimir el impulso de lamerlos, que le había surgido de muy adentro. -Bien, ahora vamos al baño que le voy a aplicar una enema. ¡Vamos, muévase! Y un instante después, Graciela, siempre en cuatro patas, padecía esa muy desagradable experiencia de sentirse como inundada por dentro, inflamada, hinchada. Gemía mientras el agua entraba en ella y el ama de llaves se excitaba más y más mirando esas nalgas con la cánula metida en el ano y oyendo los gemidos de su víctima, que movía las caderas de un lado al otro en un vano intento de morigerar las molestias que sentía. -Si se llega a salir la cánula le haré sentir la vara a fondo, yegua puta, así que le conviene dejar de mover las ancas. –la amenazó Elba y tamaña advertencia hizo que Graciela se quedara quieta hasta que su culo hubo tragado toda el agua de la bolsa. -Al inodoro. –le ordenó el ama de llaves y segundos después le llegaba el alivio a través de una ruidosa y prolongada evacuación. -Séquese. –fue la orden y después de obedecer debió ponerse otra vez en cuatro patas y salir del baño rumbo al dormitorio, seguida por Elba. Ya en la habitación, el ama de llaves la hizo subir a la cama, tomó del placard el pote de vaselina y el dildo con el arnés de cintura, lo puso en el lecho y comenzó a quitarse la ...
... ropa. Cuando estuvo desnuda se recostó junto a la esclava, apoyándose en su brazo izquierdo y comenzó a deslizar su otra mano por el muslo derecho de Graciela, que se estremeció al sentir el contacto. La mano recorrió lentamente toda la extensión del muslo, blanco y torneado, avanzando después por el vientre, más lenta aún, mientras acercaba su boca a la boca entreabierta de Graciela. La mano se detuvo poco antes de llegar a la vulva y entonces la esclava lanzó un largo y quejoso gemido. Elba hizo ascender su mano hacia los pechos, los sobó, los estrujó, los acarició suavemente y de pronto capturó uno de los pezones, lo estiró y retorció hasta hacer gritar a Graciela. -¿Le duele, puta? –preguntó cínicamente mientras se apoderaba del otro pezón y le daba igual tratamiento. Después, sin solución de continuidad, la besó suavemente en los labios, esos labios que se abrieron ansiosos y a través de los cuales penetró la lengua de Elba al encuentro de la otra lengua. Fue un beso intenso y largo mientras una mano de Elba se adueñaba de la concha de Graciela y sus dedos jugueteaban, hábiles, en medio de la profusa humedad de los flujos que los empapaban. El ama de llaves quitó la mano y apartó su boca de la otra boca, a la cual acercó sus dedos mojados por el flujo de la esclava. -Límpieme los dedos, puta, tráguese sus jugos. –y le metió los dedos en la boca. Graciela comenzó a chuparlos y a lamerlos, notando que no le era desagradable el sabor de sus propios jugos. El acto, ...