1. Aldana, su papá y yo


    Fecha: 10/09/2019, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... humedecí completamente, metí solamente la yema de mi dedo dentro del agujerito de Aldana y pude notar un temblor de placer en su vientre cuando ingresé levemente en la puertita de su cueva. Saqué mi dedo y lo metí en mi boca, saboreando sus jugos y viendo como ella se retorcía pidiéndome más. No dejes de acariciarme, no dejes de tocarme! Me suplicaba entre gemidos. No podía ni quería dejarla así que acerqué mi boca para que esta vez mi lengua la probara directamente. Dejé que mi lengua la lamiera de abajo hacia arriba, de derecha a izquierda, metiendo un dedo a la vez que me encargaba de su clítoris, de rozarlo solamente con la punta de mi lengua y abandonarlo completamente erecto y excitado, fuera de su pequeño capullo. Mordeme el cítoris! Chúpame completa!! Haceme gozar!!. Esos eran los reclamos desesperados de Aldana, que se movía de lado a lado de la cama, que no dejaba de elevar sus piernas al aire, de acomodarlas en mi cintura, de dejarme el camino lo más abierto posible para que yo lo recorriera sin problemas. Me encanta tu sabor, Aldana!! Me enloquece tu olor a hembra!! Sos tan rica!!! Dame másss!! Dame más lengua, más lengua!!. Y allí iba mi lengua, como si de un pene erecto se tratara fue directo a su agujero, se acomodó en el borde y comenzó a entrar y salir en forma descontrolada, siguiendo los movimientos de cadera de mi amiga, que no cesaba de suspirar, de retorcerse sus pezones, de pedir cada caricia que la transportara, de demostrar su calentura y exacerbar ...
    ... la mía. Cógeme con tu lengua, segui asiiii, más, másssssss!!, gritaba sin poder controlarse. La cantidad de flujo que Aldana estaba produciendo me embriagaba, su olor me excitaba cada vez más y la sensación de sus líquidos cremosos en mi lengua me quitaban el aliento, pero los lamía con gusto, los esparcía por mis labios y no quería dejar de compartirlos con ella así que en medio de ese descontrol de gozo, abandoné su entrepierna para deslizarme hacia su boca y besarla, dejando que mi lengua llevara hasta ella su propia excitación, esparciéndolos por sus labios, batallando con su lengua, que pugnaba por entrar en mi boca con el mismo deseo que salía la mía en su búsqueda. Con ese mismo flujo lamí sus pezones y los noté hirviendo, duros como rocas y emanando un hilo de líquido cristalino y agridulce. Bajé nuevamente por su vientre y cuando llegué otra vez a su entrepierna le levanté las caderas dejándola en un ángulo de 45 grados, expuesto su culito frente a mi boca. Ahora cogeme el culito con esa lengua, preciosa!!, me decía con voz ronca. Me encanta este agujerito!! y era verdad, era sabroso, pequeño, prieto, palpitaba y se tiñó de brillo con el flujo que arrastraba mi lengua desde su concha. Hice el trabajo de apertura con mi lengua para después ponerle un dedito dentro, notando con placer como sus músculos se contraían y lo encerraban en ese lugar caluroso y tierno. Me encanta tu dedo, mételo y sácalo!!! Fuerte!!!. Mi dedo entró y salió de allí tantas veces como ella me lo ...
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