1. Maribel y yo, una relación especial


    Fecha: 10/09/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... está puesta y que hay una temperatura agradable, me quito la chaqueta y me quedo en mangas de camisa, ella se quita el abrigo y lo lleva a su dormitorio. Cuando regresa puedo observar, antes me había sido imposible, que llevaba un conjunto de falda y camisa blancos. La camisa estaba bastante ceñida a su cuerpo y tenía desabotonado dos o tres de sus botones que me permitió ver que bajo la misma guarda dos extraordinarias tetas, embutidas en un sujetador negro, seguro una talla menor porque se adivinaban dos maravillosos senos bien comprimidos. La falda, de punto, estaba pegada a su cuerpo y dibujaba un hermoso trasero. No se le distingue el reborde que producen las bragas en este tipo de prendas, por lo que intuyo que lleva un tanga de esos que tienen un hilo que se mete por la rajita del culo. También llevaba medias negras que hacen juego con su abundante cabellera negra y zapatos negros de tacón medio.
    
    ¡Ahora me doy cuenta lo que pesaban aquellos paquetes! Calculo que entre 15 y 20 kgs.: latas de conserva, botellas de vino, cervezas, embutidos, quesos, regalos empaquetado, etc. Me comenta mientras transportamos la compra, que casi todo es para la cena de fin de año que celebrarán aquí, en su casa, con su hijo. Parte del contenido de los paquetes los puso en estanterías de la cocina y el reto en un mueble empotrado que tiene en una habitación. Mientras colocaba los artículos se ayuda de una escalera de 4 ó 5 peldaños. Yo se los daba, de manera quieta, de uno en uno, ...
    ... para poder recrearme con lujuria en su culo y en sus bonitas piernas enfundada en esas medias negras que le llegan hasta lo más alto de las mismas, cómo pude comprobar en una ocasión que, para llegar al lugar que quería depositar una lata, se subió hasta el último peldaño y se empinó, al mismo tiempo que separaba una de sus piernas; en ese mismo instante hice como que cogía una lata del suelo y miré hacia arriba y pude comprobar que efectivamente tenía medias hasta lo más alto de sus piernas y que un hilo de su tanga se le metía por la raja de su maravillosos culo. No sé si se dio cuenta, pero a esta altura mi grado de calentura era tal que ni reparé en ello, ni me importaba.
    
    Una vez que habíamos terminado, se dirigió a mi y me dijo, mirándome fijamente a los ojos y a escasos centímetros.
    
    Juan, yo al menos, no sé tu, después de tocamiento que nos hemos dado en el autobús, me encuentro tan excitada que ahora mismo tengo unas ganas locas de follar. Así que, o me follas o te marchas ahora mismo para que pueda masturbarme tan ricamente. Seguidamente, mirándome el paquete, continuó diciendo, esa pobrecilla me parece que te lo agradecerá.
    
    Yo no dije nada, me limité a tomarla por la cintura con ambas manos y atraerla hacia mí, al mismo tiempo que nos abrazábamos con fuerza, la besé metiendo mi lengua en su boca y atrapándosela le chupaba con avidez su saliva al tiempo que me la tragaba, ella hacia lo mismo y bebimos sin parar nuestros propios jugos. Apreté mi polla sobre su ...
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