Follando con la maestra Raquel (Parte 2)
Fecha: 15/09/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Monrealk, Fuente: CuentoRelatos
El interior de Raquel era delicioso. Su sabor ácido no había hecho más que acentuarse y podía sentir como mi lengua era abrazada con fuerza por las paredes vaginales de mi maestra. Tenía los ojos cerrados, estaba concentrado en el momento, usé todo lo que había aprendido con Karolina y había practicado con otras compañeras. Mi lengua se movía suavemente y con rapidez en su interior, escuchaba su respiración acelerada y los agudos gemidos que dejaba escapar de tanto en tanto. Raquel comenzó a tener pequeños espasmos y a cerrar poco a poco las piernas, ¿tan rápido? Pensé.
Saqué mi lengua y la volteé a ver. Ella lo estaba gozando, me vio y me acarició suavemente la mejilla con su mano derecha. Yo la tomé de esa mano y besé su palma.
— Dios, esto está mal...
Dijo ella.
— Pero se siente muy bien — Le respondí.
Me sonrió y volví a mi labor. Abrí sus piernas casi por completo y ubiqué el enorme capuchón que cubría su gran clítoris, presioné un poco por encima para dejarlo salir y, una vez se asomó fuera del capuchón, comencé a jugar con él. Era suave, como cualquier otro, pero de gran tamaño, su color oscilaba entre rosado y rojizo. Lo tomé con dos dedos y comencé a lamerlo con la punta de mi lengua. Raquel comenzó a menearse al ritmo de mi lengua. Finalmente, los espasmos se volvieron cada vez más bruscos, sus caderas se movían violentamente. Retiré mis dedos, abrí sus piernas todo lo que pude y hundí mi boca completamente en su coño. Tenía la nariz y parte de los ...
... ojos pegados a su pubis, la alfombra púbica me hacía sentir un poco de cosquilleo en esa área. Usé mi lengua en su clítoris y, cerca del final, la introduje solo para sacarla al momento de la corrida.
— ¡No, no, no, no, Dios, no!
Gritó un segundo antes de correrse.
No pude abarcarla del todo, sus jugos salían disparados con una fuerza que no había visto nunca en otra mujer. Quizá fueron diez segundos en los que dejó salir una cantidad suficiente como para que me costara tragarlos, pero parecieron eternos, su expresión fue lo mejor. Cerró los ojos con fuerza y mostró los dientes, su cabello se meneaba mucho y sus enormes pechos saltaban a la vez que su vientre se inflaba y desinflaba en su intento por recuperar el aliento.
Yo tragué lo poco de su corrida que me cayó en la boca y no en la clavícula o el pecho y lamí lo que chorreaba desde su coño hasta la raja de sus nalgas. Raquel me tomó la cabeza y acarició mi cabello con delicadeza. Me puse de pie, su vagina seguía chorreando a montones.
— Estás perfecto — Me dijo mientras acariciaba mis brazos y observaba mi pene erecto.
Yo no dije nada, pero acerqué mi pene hacia su agujero, comencé a untar el tronco moviendo mis caderas. Desde la base hasta la punta, Raquel se mordía los labios mientras sus manos exploraban mi abdomen y sus ojos miraban a los míos. Finalmente, me eché sobre ella y comencé un beso lento y apasionado. Y, en ese momento, comencé a pensar en Karo. La imagen de mi novia inundó mis pensamientos ...