1. Follando con la maestra Raquel (Parte 2)


    Fecha: 15/09/2019, Categorías: Hetero Autor: Monrealk, Fuente: CuentoRelatos

    ... y el morbo y la culpa vinieron con ella. Le estaba siendo infiel, montando cuernos, qué cosa tan excitante me pareció pensar en que Raquel estaba haciendo lo mismo. Infieles ambos, desnudos y listos para consumar la deslealtad para nuestras respectivas parejas. Si había flacidez en mi pene, desapareció con ese pensamiento.
    
    Traté a Raquel con más cariño y modales que a cualquier otra mujer, con excepción de la propia Karolina. Nuestro beso parecía el de dos enamorados más que el propio del sexo rudo y desconsiderado que había tenido con Fernanda o Margarita o Karolina. Nos separamos un minuto o dos después.
    
    — ¿Estás lista?
    
    — Ve lento, nunca he tenido uno así.
    
    Le di una sonrisa y pregunté.
    
    — ¿Así cómo?
    
    — Así de grande — Me respondió y me dio una palmada en el pecho.
    
    Volví a poner los pies en el suelo y jalé las piernas de Raquel hasta el borde de la cama, su cintura seguía en la cama, pero sus caderas pendían en el aire sostenidas por mis brazos. Abrí sus piernas lentamente mientras le besaba la pantorrilla derecha. Finalmente, puse el glande en sus labios vaginales.
    
    Ella estiró sus brazos con las palmas hacia abajo y me veía con una expresión de miedo.
    
    — Voy a ir lento, ¿ok?
    
    Asintió con la cabeza.
    
    Empujé levemente las caderas hacia adelante, en ningún momento dejé de verle a la cara.
    
    Cuando mi glande comenzó a entrar, ella simplemente gimió un poco de dolor, pero conforme se abrió paso en su interior, comenzó a soltar aire y a suspirar de ...
    ... dolor. Para cuando estuvo totalmente dentro, soltó un grito ahogado y me volteó a ver como pidiéndome piedad. La mueca de su pequeña boca y el gesto de sus ojos me hicieron darme cuenta de que le dolía. Seguí empujando sabiendo que, ese día, no iba a meterle los 20 cm enteros. Fui poco a poco y, al cabo de unos segundos, me puso la mano en el pubis.
    
    — Espérate, espérate —Se puso el puño en la frente, tomó aire y suspiró—. Ya está, sigue.
    
    Le hice caso y llegamos a la parte más gruesa de mi miembro. Nunca lo he medido, pero se asemeja bastante a los tubos que tienen los rollos de papel higiénico, por lo menos a mitad del pene, después de eso, se vuelve más delgado tanto en el inicio como en el final. Y me preocupó un poco al escuchar el fuerte grito que hizo cuando llegamos a esa parte, no dijo nada, así que seguí más y más y paré una vez llegamos a la parte delgada de mi miembro. No metería más, su vagina era angosta y, además, mi pene es recto, no se tuerce ni a izquierda, derecha, arriba o abajo y eso puede resultar doloroso para algunas.
    
    Raquel lloraba un poco y mordía la sabana a la vez que sus manos apretaban las sabanas.
    
    Eché mi cadera para atrás y esta vez lo metí con más rapidez. Los gritos de dolor me recordaron a Yanneth, una compañera con la que tuve sexo y era una gritona total, cosa que no hizo más que motivarme a meterlo más y con más fuerza. Los gritos de dolor de Raquel y sus ojos suplicantes me llevaron a mover las caderas con más rapidez, su vagina ...