1. Azucena, una compañera de oficina caliente


    Fecha: 16/09/2019, Categorías: Transexuales Autor: Beast, Fuente: CuentoRelatos

    Recuerdo que apenas había pasado un mes desde que empecé a trabajar para esa empresa. Un día, estando en la oficina arreglando una base de datos con la secretaria, entro una Sra. que jovialmente saludo a la secretaria y se pusieron a conversar. Mientras charlaban, note como la señora me hacía ojitos disimuladamente. Al irse, le pregunte a la secretaria quien era ella. Me comento que se llamaba Azucena y que trabajaba en la sección de planillas de la empresa. Un día me la encontré en la cafetería y terminamos comiendo juntos todos los días, cosa que aproveche para conocerla mejor. Azucena tenía 40 años, vivía sola, trigueña, de cabello corto castaño, algo gordita, un buen par de tetas, aunque algo falta en nalgas. Sin embargo, había algo que me ponía caliente respecto a ella. Un día, conversando con una compañera de trabajo, me entere que Azucena tenía fama de mujer fácil entre los compañeros.
    
    Un día, camino al trabajo, me la encontré esperando el bus en una parada y viendo que por lo visto, había perdido el bus de la hora, le di un aventón. En el trayecto, conversando pude notar que venía muy guapa, blusa blanca, saco y minifalda azul marino. Le pregunte a que se debía la ocasión y me comento que tenía una reunión importante y había que ir vestido profesionalmente. Me pregunto si así estaba bien, así que aproveche para decirle que se veía muy bien, cosa que la hizo sonrojar. Varias veces en el camino me pillo chequeándole las piernas. Cuando llegamos al trabajo, me dio ...
    ... un beso en la mejilla y me dijo que me veía en el almuerzo. Me pase toda la mañana pensando en Azucena y en esas piernas que me llamaron tanto la atención. Al mediodía, mientras comíamos y veíamos una revista que tenía consigo, se le cayó un papel que fue a parar debajo de la mesa. Cuando me agache a buscarlo, me quede un rato viendo las piernas cruzadas de Azucena un poco más de cerca. Justo en ese momento, las descruzo y las abrió de par en par, dándome una vista subliminal de sus bragas celestes. Como había demasiada gente en la cafetería en ese momento, me levante para no despertar sospechas. Cuando reanudamos la conversación, me pregunto si había visto algo que me hubiera gustado y le respondí que le quedaba bien el color celeste. Azucena me lanzo una sonrisa pícara cuando fuimos interrumpidos por otro compañero que quería sentarse en la mesa.
    
    Un viernes, faltando poco para salir, la secretaria de la oficina me llamo. Al parecer, tenía que venir el sábado a una cuestión de las hojas de tiempo de la oficina, pero también tenía una actividad en la escuela de la hija y que no podía faltar. Me pidió el favor de cubrirla al día siguiente con lo de las hojas de tiempo, ya que yo también tenía experiencia con la base de datos. Al principio lo pensé un poco, pero cuando me dijeron que me lo cargaban como sobretiempo, acepte sin problemas.
    
    Ese día, me dirigí a la oficina de planillas. Como no era día de oficina, todo el mundo estaba vestido bien sencillo. Azucena, que no ...
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