1. Las oportunidades se dan, a veces una lleva a la otra 2 de 2


    Fecha: 17/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... su jefa se acercaba para escanciarnos el vino, obvio le encantaba servir a mi cuñado.
    
    Para mí, atento a lo que sucedía, podía observas las miradas que disimuladamente Adolfo y Ángel se dirigían.
    
    Terminamos y Adolfo quería pagar la nota, muy curioso, siempre me dejaba que fuera yo el que lo hiciera y así resultó también esta vez. Salimos y deslicé unos billetes en la mano de nuestro amable camarero.
    
    -Si puedes nos esperas donde el otro día. Se le ilumino la mirada, aunque solo viera a Adolfo.
    
    Le acompañé hasta la puerta del edificio de sus oficinas.
    
    -Sube un momento y saluda a papá. Eso resultaba una broma macabra, mi suegro pensaba que yo era el culpable de la homosexualidad de su hijo y no dejaba de aprovechar la ocasión para recordarlo.
    
    -Ni de coña, pero acompáñame a la tarde, pasemos un rato juntos como el otro día, ¿quedamos en el Cosmopolita?
    
    Era un poema su sonrisa, la primera vez no ponía objeción alguna a tener un encuentro de una copa conmigo.
    
    Y todo pareció natural, mi llegada a la terraza donde ya estaba él, esperando con una ancha copa en la mano bebiendo lentamente la bebida. Le sentí más alegre de lo habitual y pedí lo mismo. Busqué la delgada figura de Ángel que no encontraba en la barra, ¡vaya todo se ha ido al garete! Me daba por fracasado cuando lo vi a lo lejos acercándose. Venía despacio pero decidido, le observaba por el rabillo del ojo como se sentaba en la barra, en el mismo lugar de la otra noche y pedía la morada bebida. ...
    ... Adolfo también lo había visto pero no me lo indicaba, aunque casi adivinaba en sus pupilas la imagen del muchacho sentado a la barra.
    
    -Ángel está ahí donde el otro día. Lo ignoré y no miré hacía mi costado.
    
    -Dile que se acerque y bebamos con él, así tendremos más de qué hablar.
    
    -¡No!, llámalo tú si quieres. Me volví y como esperaba y estaba ya seguro, Ángel nos miraba desde la barra, le hice una seña para que se acercara.
    
    Y los saludos de rigor empezaron, aun sabiendo cada uno cual era nuestro papel, el mío de director de escena. Y todo iba encajando en mi plan sucediendo como lo había planeado. Hablamos de muchas cosas, de política que no interesaba a ninguno, pero era un buen tema para pasar el rato, del trabajo y se excluyó la familia.
    
    -Voy a pedirles unos platos de jamón y queso, ¿o queréis otra cosa? Ni prestaron atención, hablaban acaloradamente sobre el nuevo plan de estudios, Ángel, a pesar de la diferencia de edad y del aspecto fabuloso sexual de mi cuñado, no se dejaba amedrentar.
    
    Comimos el jamón y los quesos sin darnos cuenta, nos habíamos bebido dos tónicas con ginebra y una botella de burbujeante y frío rosado y Ángel seguía con su Coca del principio.
    
    -Creo Adolfo que vas a tenerte que quedar en mi casa a dormir, mejor que llames a tu madre para seguir un poco más la fiesta tranquilos. No dijo nada y cogió el móvil para hablarle a su madre, le dijo que estaba conmigo. Mientras tanto observé que Ángel también hablaba cubriendo el teléfono con la ...
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