Las oportunidades se dan, a veces una lleva a la otra 2 de 2
Fecha: 17/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... mano.
-Yo tengo que marcharme, ya os dejo.
-Ni hablar, te vienes con nosotros, será una hora no te preocupes, miré con indisimulado disgusto al chico. No replicó y se avino a lo que le pedía.
Varias calles más adentro encontramos el local donde pasar un rato, aún era pronto, no había muchos clientes y era un ambiente agradable con música suave y una pequeña pista de baile, un local para soñadores, enamorados de todas las edades y géneros, ya había estado varias veces con Adela y le encantaba el ambiente respetuoso, donde cada cual practicaba lo que quisiera envueltos en las suaves luces y sombras del lugar.
Ángel continuo con su bebida como si fuera una droga para él y Adolfo y yo volvimos a la tónica con gin, notaba ya los efectos de lo que habíamos bebido. El baile era por parejas y busque entre el poco público algo que me fuera para dejarlos solos. Una chiquita joven estaba sentada sola y con cara de tristeza, no me atrajo, pero quería alejarme un poco de ellos. Fui donde ella y al rato bailábamos agarrados, yo a su fino talle y ella colgada de mi cuello.
Me hablaba y no le prestaba atención a lo que decía, solo sentía el olor de su perfume y su cuerpo, y en el fondo su olor a hembra, tenía una extraña sensibilidad para los olores y otras percepciones relativas a lo sexual. La chica necesitaba un macho que la cubriera y la verga me comenzó a palpitar. Ella lo notaba y se apretaba fundiendo el cuerpo con el mío.
En ese día no podía dejarme llevar y ...
... además para darla lo que necesitaba teníamos que salir de allí, no me apetecía follar tan delicioso cuerpo en un rincón oscuro del local y de mala manera. Ella quería y no dejaba de estrujarse para sentir mi bulto y cuando más me crecía, ella más se apretaba.
-Para niña o va a conseguir que manche los pantalones, puede ser otro día cualquiera si me das tu móvil. No debió de gustarle y me dejó plantado en la pista. Quedé como pasmarote, lo que no era normal que me sucediera. Miré donde debían estar Ángel y Adolfo, no se les veía y giré la vista, bailaban abrazados y cada segundo se besaban el uno al otro. Ya habíamos avanzado.
Me senté para esperarles sin prisa a que volvieron, repetimos la bebida, pensé que era la última y veía a Adolfo mareado.
-Vamos para casa chicos, tenemos que dormir un rato. Llamé a un taxi, aunque no estábamos lejos. A esa hora no había portero y llegamos a casa. El frio de la noche había conseguido despejar a mi cuñado que no dejaba de abrazar el delgado cuerpo de Ángel.
-Quieres ir a la cama Adolfo…, a dormir. Ángel parecía mayor que él y más responsable.
-Quiero que no te vayas y me dejes amor.
-No lo voy a hacer si tú no quieres. Escuchaba y no podía creer que las cosas hubieran avanzado tanto, el camarero había conseguido más de Adolfo que yo en casi seis años.
-Ayúdame Juan, vamos a llevarle a la cama. Le mostré cuál era su habitación, decisión de Adela, que su hermano tendría su habitación en nuestra casa, aunque no la ...