1. Ana (9)


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... beso en la mejilla. Y cuando conversaban animadamente su mano iba a posarse en las piernas de Ana de una forma muy natural, sin hacerla sentirse invadida. Y cuando la veía estresada le hacía masajes en el hombro, los cuales la relajaban.
    
    Estaban sentadas viendo una serie en Netflix (la cual estaba pausada mientras hablaban), cuando Ana le contaba sus desventuras amorosas y sexuales. Micaela no dijo nada al principio, sólo se limitó a abrazarla. Ana sintió el calor del cuerpo de la morocha envolviendo el suyo. Sus pechos se juntaron. Micaela acariciaba su cabello y espalda, luego se separó un poco de ella y envolvió el rostro de su amiga, igual a como lo hacía cuando la saludaba, sólo que esta vez no la soltó, sino que le habló con la voz baja, en un tono dulce, sin despegarse de ella.
    
    — Pero vos tenés que alejarte de esos tipos Anita… —le dijo.— no está mal que te guste tanto el sexo. A mí también me encanta. —dijo, y sus ojos oscuros brillaron.— pero no tenés que estar con esos tipos que creen que a las minas que les gusta el sexo, como nosotras, somos unas putas. —la miraba a los ojos. Ana le sostenía la mirada y sentía que en el mundo sólo estaban ellas dos. De repente sintió unos masajes circulares justo detrás de las orejas, lo que ayudó a que se relajara.— Yo te voy a presentar a unos amigos que saben muy bien cómo tratar a las chicas, quedate tranquila. —deslizó una mano por su mejilla sin dejar de masajearle detrás de la oreja con la otra, le corrió un mechón ...
    ... de pelo y le secó la cara ya que sin que Ana se diese cuenta, había empezado a llorar.— tranquila amiga, ya vas a salir adelante —le dijo, y sin previo aviso le estampó un beso en los labios. Ana se sorprendió pero no se molestó en absoluto. Micaela notó su estupefacción y largó una carcajada.— tranquila, no soy torti. Sólo me dieron ganas de besarte, nada más.
    
    — Todo bien. —dijo Ana. Que por primera vez en mucho tiempo no sabía qué hacer. Se sentía muy cómoda con su amiga, pero su instinto sexual estaba despertando. Nunca había estado con una mujer, pero le daban muchas ganas de que su amiga repita ese beso y que esta vez lo extienda por más tiempo. Incluso estaba muy tentada a tomar la iniciativa y ser ella quien esta vez le estampe un beso. Sin embargo Micaela era impredecible, Ana no sabía cómo reaccionaría por lo que optó por reprimirse.
    
    Aun así, seguían con los cuerpos enlazados en un tierno abrazo.
    
    — Mirá que alguno de los chicos que te voy a presentar fueron mis chongos. ¿No te molesta no? —comentó Micaela.
    
    —No. No me molesta. Tampoco me voy a casar con ellos. —dijo Ana riendo.— pero no estoy segura de querer conocer más tipos.
    
    — Quedate tranquila que te van a caer bien y si no te gusta, no hacés nada, y listo.
    
    Ana rio para sí misma. Si Micaela todavía era un misterio para ella, Ana también lo era para su amiga. Si salía con un tipo era casi imposible terminar la noche sin un polvo. De hecho, el solo pensarlo la estaba excitando. Siguieron hablando ...
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