1. Ana (9)


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... descubrió mojada. Muy mojada. Usó sus dedos y abrió sus labios con facilidad. Lamió sus muslos y en seguida fue a por el sexo, saboreando los flujos que ya había largado. Enterró un dedo. Ana gimió. Andrés comenzó a masajear el clítoris sin dejar de meterle el dedo. Ella se hacía masajes en las tetas mientras Andrés le practicaba sexo oral. Del living le llegaban levemente los gemidos de Micaela, cosa que la excitó aún más.
    
    No tardó en acabar, derramando sus flujos en la cara de Andrés. Su barba abundante brillaba. Quiso ir a limpiarse, pero Ana sintió la necesidad apremiante de chuparle la pija. Cambió de posición, esta vez ella arriba, y comenzó a chupar. El tamaño y la forma de la verga, de alguna manera la fascinaban tanto, que disfrutó de mamársela como hace mucho no la hacía. Pero él no la dejó terminar. Se puso el preservativo, y comenzó a penetrarla. Toda la delicadeza y el tacto que había demostrado hasta hace unos instantes, desaparecieron por arte de magia. Una vez que introdujo su verga en el sexo de Ana, se convirtió en un animal salvaje. La agarró de las tetas con vehemencia, y comenzó a penetrarla violentamente. La cama se movía, avanzando centímetro a centímetro debido a la potencia de los movimientos. Ana le seguía el ritmo. Si le había gustado la caballerosidad con que la había tratado hasta ahora, las maneras bestiales con que ahora la poseía le gustaban aún más.
    
    Copularon como locos durante mucho tiempo. En un momento pareció que él había acabado, ...
    ... pues había largado un grito fuerte y largo, pero la pija seguía dura, y no paró de embestir hasta que la propia Ana explotó en un orgasmo violento.
    
    Agradecía el momento en que había conocido a Micaela. Hace mucho que o había estado con un tipo que se preocupe por el placer de la mujer con quien está, tanto como por su propio placer.
    
    Quedaron un rato abrazados, en cucharita. Él le susurraba preguntas al oído, y y de esa manera la fue conociendo un poco más. Mientras ella le contestaba, él acariciaba su piel en cámara lenta, recorriéndola en toda su extensión.
    
    Al rato estaban otra vez cogiendo, y ya parecían viejos amantes. Ana se preguntaba si no había encontrado el reemplazo ideal para Federico. Andrés parecía ser todo lo que el vigilante nocturno pretendía ser: Maduro, amable, y buen amante. Pero era demasiado pronto para llegar a conclusiones tan optimistas. Los hombres siempre eran buenos cuando buscaban metérsele en sus pantalones, pero luego mostraban su verdadera cara.
    
    Cuando acabaron, terminaron abrazados nuevamente, acariciándose en silencio. Entonces Ana preguntó algo que perturbó a Andrés.
    
    — ¿Tenés novia?
    
    — Si. —le respondió, luego de dudar unos segundos.
    
    — Pero seguro que no estás bien con ella, y por eso te cogés a otras ¿no? —preguntó Ana irónicamente, conociendo las excusas que suelen inventarse los hombres para justificar sus infidelidades.
    
    — Si. Tal cual. Hasta hace poco nos llevábamos bien, pero…
    
    — No me importa. —interrumpió Ana, ya ...
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