1. Ana (9)


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... ver siquiera al tal Alberto, pero le fue imposible, porque era el mismo Alberto quien tenía la bolsa de pan en la mano, y extendía su brazo para entregárselo, con la sonrisa más falsa que Ana haya visto.
    
    Agarró la bolsa, con repulsión, y se fue del local, sin darle las gracias.
    
    Se preguntaba qué pretendía ese tipo con saludarla como si fueran grandes amigos. ¿Acaso pensaba que se iban a acostar de nuevo? Imposible. Eso nunca pasaría. Pero entonces Ana recordó aquella noche, y tuvo que admitir que, a pesar de que en su cabeza no quería, su cuerpo, como siempre, la había traicionado, y mientras el tipo la penetraba por todas partes, ella gemía incontrolablemente.
    
    Estaba distraída pensando en esto cuando una sombra se puso en su camino.
    
    Era Alberto. Ana se sobresaltó, y nuevamente se dijo que era una estúpida. El tipo tendría que haberla seguido casi a las corridas, ¿cómo no se dio cuenta?
    
    — ¿Qué querés? —Le dijo Ana, seca.
    
    — Quería saludarte, muñeca. —le dijo el hombre, con su sonrisa perversa.— Y quería saber cuándo nos vemos de nuevo. —agregó, lanzando una mirada panorámica a todo el cuerpo de Ana. Una mirada con la que la desnudaba.
    
    — Mirá, lo que pasó esa noche, yo no quería que pase. —le contestó Ana. Estaba nerviosa, y no podía mirarlo a los ojos.— Y ahora tampoco quiero hacer nada con vos.
    
    — ¿no querías hacer nada? —dijo Alberto, para luego estirar la mano y estrujarle la teta.
    
    Ana no podía creer tanto atrevimiento. ¡La estaba manoseando en ...
    ... medio de la calle! Se sacudió para sacarse la mano de encima, pero no se animó a hacer otra cosa.
    
    — No quiero nada te dije. —y en un ataque de ira agregó.— Agradecé que estuviste conmigo una vez, que nunca más te va a dar bola una mina así.
    
    Se dispuso a alejarse de una vez por todas. Y se prometió que, si le ponía las manos encima de nuevo, gritaría lo más fuerte posible y así lo expondría. Pero lo que hizo Alberto fue otra cosa.
    
    — Así que no querías hacer nada. —dijo, sacando el celular del bolcillo del pantalón.— Mirá vos. Estas fotos no dicen lo mismo.
    
    Le mostró el celular, y deslizando la pantalla con sus dedos pasó una foto tras otra. Las imágenes aterrorizaron a Ana. En ellas estaba Ana siendo penetrada analmente por Alberto, Ana siendo penetrada analmente por el hombre rubio del puesto de diario del que nuca supo el nombre, Ana chupándole la pija a uno, Ana chupándole al otro. Ana desnuda cubierta de semen.
    
    Y en ninguna parecía estar siendo forzada.
    
    — Esas fotos las sacó Federico ¿te acordás de él no?
    
    Como no se iba a acordar de ese mosquita muerta hijo de puta. ¡Le había sacado fotos y ella no se había dado cuenta!
    
    — La cosa es muy simple zorrita. Vos hacé lo que te digo, y te salvás de que suba a internet estas fotos.
    
    Ana se estremeció. Ya se imaginaba lo que Alberto quería, pero igual preguntó:
    
    — ¿Qué querés de mí?
    
    — La cosa es simple, ahora vamos a ir a tu casa, y me vas a dar toda la plata que tenés.
    
    La respuesta descolocó a Ana. ...
«12...181920...24»