Mi marido jamás lo supo
Fecha: 05/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos
Soy una mujer corriente de 30 años, estaba felizmente casada y mi vida no era diferente a cualquier mujer. Desde hacía unos años, mi trabajo en un colegio me había permitido vivir junto a mi marido, al que amo sobre todas las cosas. Desde hace unos años, Simón y Marta, compañeros de trabajo, se habían convertido en mi más íntimo grupo de amistades; en especial Simón, con el que había surgido una química especial, aunque lejos de lo que se pueda pensar.
Aquel día Simón no vino a trabajar, se había pedido el día, me avisó el día anterior, nada inusual. Como cualquier día normal, hice lo que tenía planeado con los niños, al mediodía comí con los compañeros y después fui a la biblioteca del colegio, necesitaba terminar unos trabajos antes de salir a tomar el café. Mientras colgaba en el corcho unos dibujos infantiles, vi como Simón entraba por la puerta y la cerraba.
-No sabía que ibas a venir, ¡qué sorpresa! -dije extrañada de verlo.
Simón no habló, su ojos estaban irritados con lágrimas, simplemente se aproximó. Estaba serio, me pareció que su actitud era rara, algo le pasaba, pero no dijo nada. Esperé a que llegara a mi lado, quizás me respondería; pero me equivoqué. Al llegar a mi lado, me agarró por los brazos y sin una palabra, me besó.
No supe reaccionar, aquello me cogió desprevenida; de nuevo intentó besarme, esta vez aparté la cara.
-¿Qué haces? -pregunté sin entender nada.
Seguí en silencio, traté de zafarme pero Simón era fuerte y corpulento, ...
... cualquier movimiento era en vano. Sentí como sus labios besaban mi cuello, los hacía sin violencia, con ternura.
-No lo hagas, Simón, ¡no!, por favor.- Supliqué intentando detenerlo.
Me encontraba contra la pared, sin fuerza para detener a mi mejor amigo; la cabeza no paraba de buscar explicaciones, ni me di cuenta de tener los brazos libres; simplemente me quedé inmóvil mientras Simón jugaba con mis pechos. En ese instante pude pegarle y salir corriendo, pero seguí quieta.
La ternura hacía que me sintiera tranquila, cuando bajé la vista me excitó ver como sus labios jugaban con mis pezones rígidos. Pero ese estado duró poco, de nuevo una ola de nerviosismo me invadió cuando sus manos, hábilmente, me bajaron la ropa interior. Aquello no estaba bien, pensé en mi marido, yo le amaba y sin embargo era incapaz de parar aquella situación; por qué me estaba haciendo aquello y por qué no decía nada. Cuando metió la cabeza por debajo de mi falda sentí vergüenza, podía ver el bulto su cuerpo agachado entre mis piernas.
Mi respiración era agitada por el nerviosismo, pero me dejé llevar al sentir su lengua en mi clítoris, movía su lengua con tal práctica que nunca antes había sentido el placer como en ese momento. Ya no pensé más y dejé siguiera. Mi excitación iba a más, mi vagina se lubricaba rápidamente, en ese instante estaba completamente mojada, me introdujo un dedo, creí que acabaría penetrándome y me daba igual. Sin embargo, metió otro dedo, el movimiento conjunto de sus ...