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Alegrando a un anciano (Parte 2)
Fecha: 21/09/2019, Categorías: Gays Autor: rolf, Fuente: CuentoRelatos
... y tenía que volver a sentirlo, ahora me toca a mí darte uno en tus dos cachetitos. —está bien pero nada de trampas he. El viejo se acerca lentamente a la chica y le da suaves y pequeños besos, poco a poco Milly recuerda cuando estaba metido en ese antiguo carro intercambiando salida con ese desagradable sujeto, su memoria es muy buena y recuerda con gran detalle como esa intrusa lengua se metía con gran frenesí en su boca, por su parte don Eulalio ya le había dado más de 5 besos en los cachetes, pero como la chica aun no reaccionaba pensó que le estaba dando luz verde para que siga, por esta razón poco a poco empezó a besar su frente, nariz, lentamente se acercaba a esos dulces labios que eran el premio mayor. Milly en un momento salió de su recuerdo ya que el mal olor que desprendía la boca del horrible sujeto la hizo volver en si. —oky ya muchos besos La chica se levanta de la cama pero el viejo la abraza rápidamente por atrás y la hace sentar en sus piernas, las grandes nalgas de la chica cubiertas apenas por un fina tela de su tanga caen fuertemente sobre las arrugadas piernas del septuagenario, Milly siente el tremendo bulto, sabe que lo único que la protege de una inminente penetración son los sucios pantalones del viejo, entonces se le vino una idea a la mente, Milly aún estaba decidida a hacerle eyacular para que así calmara la calentura del viejo, suponía que a su edad ya era un milagro que tuviera una erección así, que si lograba su objetivo todo se ...
... iba a calmar al menos hasta mañana, así que aprovechando que la tenían bien agarrada, se acomodó mejor en las piernas de don Eulalio, tomo su celular y puso una música de Joe Cocker y procedió con su plan. —acá va la otra parte de mi regalo —dijo la muchachita con una dulce voz al oído del anciano, que ayudada por la música se movía suavemente contra el miembro del anciano, si lograba su objetivo podría hacerlo eyacular sin la necesidad de usar sus manos o su boca como en algún momento pensó. —ufff tienes unas nalgas bien grandotas preciosa —decía el viejo mientras dejaba que Milly lo llevara a su ritmo por tanto el besaba los desnudos hombros y sus manos acariciaban levemente los muslos de la muchacha. —¿será que soy muy pesada? Si gusta me puedo levantar —decía la chica en un tono muy coqueto. —para nada, me encanta como te mueves y mueves esas nalgotas tuyas. —jiji que exagerado no son tan grandes Don Eulalio pasó una de sus manos de los suaves muslos a agarrar firmemente una de esas antójales nalgas para luego darle una pequeña palmada. —¿bromeas? las tienes bien grandotas y bien duritas. —ayyy suavecito, tranquilice sus manitas, deje que yo haga todo el trabajo. Poco a poco aumentaba el movimiento de sus caderas, ya no seguía el ritmo de la música sino el ritmo que su propio cuerpo quería, sabía que hacer eso era un arma de doble filo ya que al moverse de esa manera en aquel miembro tan erecto también haría que ella se excite pero tenía fe que ...