1. La sobrina necesita garche. El tío me buscó para ayudarlo


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Cincuenta y dos años bien gozados, ganador con las mujeres y leal como amigo.
    
    Ser leal y consecuente con el amigo, asistirlo y.… cuidarle la carne joven, también es ser buena gente y mejor amigo.
    
    Eduardo, ex socio, amigo entrañable y compinche de mil putañeadas. Se había terminado la sociedad, pero pervive la amistad, por esas contingencias de la vida, se alejó de la ciudad para un emprendimiento hotelero en otra ciudad. Para atenderse por un problema de salud, se volvió a la ciudad de Buenos Aires, y mientras supera esa circunstancia.
    
    Con el amigo, vino Marina, sobrina de él, a la cual le ofrecí alojarse en mi casa por todo el tiempo que necesitara quedarse acompañando a mi amigo de toda la vida.
    
    Una noche, en la sobremesa, mientras nos compartíamos unas copas, fue desgranando una parte de su vida, que fallecida su madre y abandonada por su padre, desde los 18 había estado viviendo con el tío Eduardo, asistiéndolo en calidad de sobrina y algo más. Era evidente que ese “algo más” me había dejado pensando… hace más de tres años que asiste su familia.
    
    —Supongo que entiendes ese “algo más” ¿no?
    
    —Bueno… no del todo, tal vez me equivoque, pero si fueras más precisa entendería del todo…
    
    —Mira, que eres… Él fue el primero y el único, hasta hoy... ¿se entiende ahora?
    
    —Creo que sí, pero no entendí bien eso de “hasta hoy”.
    
    —Pero es bastante sencillo, me parece… Es que el tío Edu, estuvo casado con la hermana demamá, por lo tanto soy su sobrina, y el algo ...
    ... más, es la relación que hemos tenido desde que llegué, cuando tenía casi dieciocho años y llevamos más de tres años en esa relación de… como decirlo…ah, sí como lo llama el tío, “su querida” aunque solo puertas adentro, y ahora vos también podes saber esa intimidad que hemos guardado bajo siete llaves, como dice el tío que debe ser, pero tú eres de su confianza, por eso sentí el deseo de confiártelo, sé bien que esto se queda entre nosotros.
    
    —Ah, comprendo, pero no tanto eso de ¿¡Hasta hoy!?
    
    —Diego…, sos como mi tío… ¿No?...
    
    Antes de acostarme pasé por su cuarto... a darle las buenas noches…
    
    —¿Necesitas algo?
    
    —¡Sí! ¡A vos! —me señala la cama— ¡Ven! —Repite el gesto— No muerdo... pero... sé chuparla muy bien y hacer otras cositas... —siempre con mohines de niñita caprichosita.
    
    Levantó la sábana, invitación ineludible, sobre todo porque se mostraba, toda desnudita, y tan deseable...
    
    Ni falta hacía pensarlo más, para poner los pensamientos en orden me voy desnudando lentamente, mientras me llenó los ojos de esa nena celestial, ese regalo del cielo que me ha llegado. Entrado en la cama no me alcanzaban las manos para tomar toda esa carne tan joven y trémula al tacto de mis manos que dan abasto para contener tanta belleza latiendo deseo.
    
    Le comí la boca, buscando saciar ese afiebrado y repentino deseo, las tetas firmes eran una invitación a la rapiña, mamé y chupé los pezones turgentes, insaciable apetito, la mano libre se apropió de los jugos de la cueva que ...
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