1. La sobrina necesita garche. El tío me buscó para ayudarlo


    Fecha: 27/09/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... late deseo y vibra entorno de los dedos que hurgan en su interior. Gime y jadea en continuado, acompañando las pasiones desatada, agitada la respiración y la erección de mi pene en su máximo esplendor. Dio un grito, ahogado por la emoción y la sorpresa:
    
    —¡Ah...! y se aflojó toda entre mis brazos —Se dejó ir, el orgasmo sorpresivo se la llevó en sus garras.
    
    Moderando los picos de excitación, la llevo y la traigo a un nuevo clímax hasta el relax bien ganado por su dedicación a dejarse llevar por el placer que mis manos y mi boca producen en toda ella. Gozó, silenciosa, ojos cerrados y labios apretados para retener la enérgica esencia del placer.
    
    Me besó, primero en la boca, luego fue directo al objeto de su deseo, lo toma, agitaba y sacude el miembro, a dos manos, en su boca, frota el glande con la lengua, lo introduce al máximo de su capacidad, todo sin dejar de observar mis reacciones, ojos bien abiertos y brillando el deseo en esa mirada tan sensual.
    
    Atenta a mis reacciones, entro y salgo de su boca, tomada de la nuca, es una cogida bucal, colabora mansa y solícita. La calentura me puede, la pelvis a rítmico vaivén de coito, ganas insostenibles:
    
    —Nena, no puedo más. ¡Me voy! —Sí, con la cabeza.
    
    —Me voy..., ah, ah, ¡AH...!
    
    Como si hubiera saltado un tapón, y la eyaculación champán, burbujea el chorro de semen en el cáliz bucal, le la dejé un breve momento para que sienta los latidos finales de la acabada. Dos semanas de abstinencia y la gran calentura, ...
    ... volcaron en su boca una buena cantidad de caliente y espeso semen, tragó en dos tiempos.
    
    Los momentos siguientes fueron de mimos silenciosos, recorrí su anatomía, dibujando un mapa de sensaciones, desbrozando el vello púbico emergen los labios brillantes de jugos, secuestro el clítoris en mis labios, me hice experto en robarle lo mejor de su excitación. Marina jadea y gime sin parar, dedos en todos los agujeros ayudan a extraer un par de orgasmos adicionales, largos y profundos, las piernas me retienen para una eterna lamida.
    
    —¡Ah, ah, ah! ¡Qué bueno! ¿Qué te parece Marina… tío?
    
    —¡De guerra! ¡Marina de guerra! Ahora vas a conocer al tío nuevo...
    
    Acomodé mi cuerpo entre sus piernas, elevadas, contra mi pecho, el sexo abierto se ofrece en todo su esplendor juvenil, los jugos, el condimento de la lujuria que sazona el deseo. Se la colocó entre los labios y empujo, suave pero continuado, entrando en ella con todas mis ganas de abrirme en sus entrañas.
    
    —¡Duele!, más despacio. Soy chiquita, llevo más de cuatro meses sin ser usada, y ahora vos que la tenés tan gorda... ¡Ah!
    
    Disfruto esa deliciosa estrechez, a fondo, se adecuó a la herramienta, dulces lamentos de goce, pide:
    
    —Dame vuelta, desde atrás duele menos y me puedo mover mejor, así me gusta cuando lo hago con el tío.
    
    Se la entierro, bien al fondo, sube y baja impulsada en sus rodillas, a ritmo, empujando juntos, a contratiempo para entrarle todo, así lo disfruta más. Delira, bien envainado el sable, ...