MARISA: BARCELONA - Relatos Eróticos

MARISA: BARCELONA

... sus bragas tiré de nuevo un poco hacia arriba, sin juntar el exterior, para que su sexo quedase bien apretado por ellas; masajeé a su alrededor, quedándome justo en el borde de sus bragas y sin masajear su sexo, y abrí un poco sus piernas para poder masajear sus muslos, de modo que pude vislumbrar su forma bajo las bragas.Deslicé mis manos por su muslo izquierdo primero y luego por el derecho, hasta llegar a sus pies, y volví a subir hasta su sexo, para masajearle el interior de los muslos, de modo que mis dedos masajearon el borde exterior de sus bragas pero sin llegar a tocárselo.Puse de nuevo crema en mis manos y empecé por masajearle los pies, las pantorrillas y los muslos, hasta que quedó totalmente absorbida. Un poco más de crema y a masajear su cuello, sus hombros, sus brazos y el costado, hasta las caderas.Al ir a poner crema de nuevo para masajear sus pechos, en vez de hacerlo en mis manos para frotarlas y que estuviese a la temperatura adecuada, la puse directamente del tubo sobre sus pezones, areolas y pechos, y al estar un poco más fría, en las areolas aparecieron esas pequeñas protuberancias como si fuesen granitos y sus pezones se pusieron un poco erectos, que era lo que yo pretendía.Puse crema en mis manos y empecé por masajearle justo desde el borde de su braga hacia arriba, pasando por su estómago, deteniéndome un poco en su ombligo, describiendo círculos concéntricos hasta presionar un poco con la punta de un dedo y subiendo hasta la parte inferior de sus ...

... pechos con mis palmas abiertas, estiré de ellos, hacia arriba al tiempo que los juntaba, en ese movimiento de bamboleo pero con Marisa acostada, para luego masajearlos, pero sin llegar ni a sus areolas ni a sus pezones, hasta que la piel absorbió la crema.Soplé con fuerza sobre la crema que tenía en ellos y de nuevo aparecieron las protuberancias y sus pezones se pusieron un poco erectos, de modo que con dos dedos de cada mano empecé a frotar suave y lentamente sus areolas, describiendo círculos, para luego pasar a sus pezones, casi acariciándolos, abriendo mis dedos como si fueran unas tijeras para empezar en la base de las areolas y cerrarse en sus pezones, estirando levemente de ellos hacia arriba hasta que se pusieron firmes y erectos.Me recliné, abrí mis labios y uno tras otro los absorbí hacia dentro de mi boca, como si fuera una ventosa, pasando la punta de mi lengua cuando los tenía dentro, depositando un poco de saliva y soplando después sobre ellos y mientras con la palma de mi mano acariciaba su estómago, cada vez más hacia abajo.“Anda Marisa, quítate las braguitas que ahora toca el masaje donde aún no te lo he dado”.Sonrió, se incorporó un poco, se sacó las braguitas, al tumbarse abrió un poco sus piernas y al ver que miraba su sexo con cara un poco extrañado me dijo: “ya sé que parece que llevo barba de una semana, pero hasta dentro de quince días no me toca depilarme otra vez”.“No, si no lo digo por eso, sino porque te depiles, que un par de veces lo hice yo, con ...