MARISA: BARCELONA - Relatos Eróticos

MARISA: BARCELONA

... sabes lo bien que sienta sentirse deseada de nuevo, ¿y qué tal va ésta?” tocándome el sexo por encima del bóxer.“Morcillona. Así que mejor que la toques por dentro, que veo que también te gusta y deseas tanto como yo tenerla dentro de ti y a poco que se ponga en forma podremos hacerlo”.El deseo que nos teníamos era tan grande, que no paramos de meternos mano, yo besando y cogiendo sus pechos, y ella besando mi cuello y tocándome sin parar; pasé mi mano por debajo de sus bragas y noté que estaban mojadas, por lo que dije: “veo que aún sigues húmeda”.“¡Como para no estarlo después de lo que me has hecho!. Me parece a mí que voy a ir húmeda toda la semana. Y veo que a ti ya se te ha puesto en forma, de modo que mejor si nos vamos a la cama”.Ir al dormitorio y terminar de quitarnos la ropa ocurrió todo en un instante; Marisa se tumbó en medio de la cama, abrió sus piernas, me miró y dijo: “entra cuando quieras”, indicándome que me pusiera encima de ella para hacer el amor.“Creo que será mejor que te pongas arriba y para controlar el ritmo que mejor te vaya, que si hace tanto tiempo que no lo haces a lo mejor voy muy lento o demasiado rápido y no lo disfrutas del todo, y por mí no te preocupes, que aunque ahora esté en forma tardaré aún bastante en correrme… ya sabes que con el segundo tengo que insistir”.Se puso de rodillas sobre mí, me la cogió con una mano, la acercó a su sexo y se deslizó hacia atrás, de modo intenso, sin parar, hasta que al notarla dentro noté cómo ...

... cerraba los labios de su vagina como intentando atraparla y absorberla, se irguió un poco y con los ojos cerrados exclamó: “uffffff, ¡madre mía!, qué bueno es sentir de nuevo una polla en lo más hondo de mí.”.Abrió sus ojos, sonrió satisfecha, se reclinó dejando sus pechos a la altura de mis manos y empezó a moverse hacia delante y hacia atrás, sin que en ningún momento llegara a salir más de la mitad de su sexo.Cogí sus pechos en mis manos y los acaricié con la misma intensidad que cuando ella lo hacía al sentir próximo su orgasmo, con ansiedad, hasta que dirigí mis manos a su espalda y empecé a acariciarla mientras mi boca besaba y absorbía sus pezones.Al notar mis manos, Marisa aceleró sus movimientos, haciéndolos más intensos y rápidos, y dirigí mis manos a sus nalgas, dándole una palmadita y separándoselas. Se irguió un poco y apoyó sus manos en mi pecho diciendo: “ooooh, ¡qué bueno es hacerlo de nuevo!”, mientras parecía sofocada y el rubor apareció por su cuello bajando hasta el nacimiento de sus pechos.Acompasé mis movimientos a los suyos, y cada vez que salía le separaba sus nalgas, y cada vez que entraba se las cerraba, permaneciendo así cosa de dos minutos, hasta que se irguió sobre sus rodillas y empezó un movimiento rápido hacia adelante y hacia atrás, subiendo y bajando levemente cuando lo hacía y diciendo: “creo que me va a llegar, estoy a punto de explotar de nuevo”Dejé de acariciarle sus nalgas, y con una mano acaricié su pecho mientras con los dedos de la otra ...