1. El que no sabe lo que es tener una puta sucia personal, no sabe lo que se pierde


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Sexualidad, Autor: Hunter, Fuente: CuentoRelatos

    ... centímetro de sus nalgas meneándose y moviéndose al compás de sus pasos. La tanga lo hacía ver mucho más sensual. Me senté en el sofá y lo agarré nuevamente por el cabello, hasta que pude ponerlo sobre mis rodillas. -Vas a ver lo que es bueno, mierdita, ven acá Comencé a darle nalgadas, suave al principio y luego un poco más duro. Cada nalgadas le iba enrojeciendo los cachetes de las nalgas, dejando una huella en esos globos de carne tan deliciosos. Metí uno y luego dos y luego tres dedos en su boca, hice que los mojara con mi lengua y llenos de su baba los pasé por todo su agujerito. Rosado oscuro, sin vellos, se notaba que ya le habían dado bastante huevo a ese huecote. Lo mojé y le fui metiendo varios dedos a la vez, bien rudo, bien canalla. Sentí mis dedos enterrándose en ese huequito tan caliente y húmedo.
    
    Llevé a mi zorrita gateando hasta la cama y me acosté bocarriba. Me volvió a lamer las pelotas con ganas y luego bajó hasta concentrarse en mi culo, limpiándolo con su lengua áspera, como si fuera un gatito. Volví a halarlo del cabello y lo subí a la cama. Lo puse bocabajo y le apreté las nalgas bien duro, como gemía este muñeco. Me monté sobre él y lo agarré por el cabello, levantándole la cabeza y comencé a morderle el cuello y la espalda. A medida que le hincaba los dientes en su músculos, se quejaba y lloriqueaba pero se dejaba llevar por mi juego. - Te gusta como te trato? querías que te hiciera sentir lo que es un macho? - Si, papi, si, sigue, trátame como ...
    ... quieras... Seguí bajando, marcándolo con mis dientes y mis uñas, su cuello, espalda, nalgas y muslos estaban llenos de arañazos y chupetones. Uff, ese cuerpo se veía tan deliciosamente maltratado. Miré en la mesa de noche al lado de la cama y envuelto había un consolador de color negro, creo que por lo menos mediría 22 centímetros. Lo lubriqué con KY, moví el hilo de su tanguita a un lado de su culito y con el le comencé a pegar en todo el huequito, que se veía como una boquita ansiosa, abierta, húmeda. Cuando se relajó un poco le fui metiendo el consolador lentamente, veía como cada pliegue de su ano iba estirándose para acomodarse. Cuando trataba de resistirse yo le daba una nalgada dura, salvaje, con ganas, tanto que veía esos globos remecerse con cada golpe, las quejas de este machito me calentaban mas.
    
    Después de darle con la verga de hule por unos minutos le pasé una toallita húmeda y admiré su huequito, tan abierto y tan rico. Le volví a pasar la lengua por un rato y luego lo escupí para zamparle la pinga de un solo golpe, con ganas, duro. Un chillido y le puse mi calzoncillo en la cara, tapándole la boca y obligándolo a empujar ese culón hacia atrás. Con cada golpe de mi verga sentía como el culo se le ensanchaba más y más. Con tanta calentura se me ocurrió volver a agarrar el consolador y puntearlo con él mientras lo penetraba con mi pinga. Al principio trató de resistirse pero luego de un par de cachetadas y un fuerte halón de pelo le fue entrando el dildo a la par ...