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De cómo me convirtieron en una putita (5)
Fecha: 30/09/2019, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Don Natalio y el veterinario me hicieron pasar un fin de semana muy agitado. Mi dueño me llamó el sábado por la mañana para ordenarme que estuviera en su casa a las seis de la tarde y entonces les dije a mis padres que me iba a estudiar a casa de un compañero y mamá me pregunto si volvería para la cena. Le contesté que no sabía y que en todo caso la llamaba y me presenté ante don Natalio a la hora indicada. Me dijo que el señor Álvaro estaba por llegar y se puso a hablarme de doña Lola: -¿Seguís pensando que no hay ningún riesgo con ella? -No, don Natalio, lo único que ella quiere es tenerme como su… como su sirvienta y… y si contara lo nuestro se armaría un escándalo y la cosa terminaría. -Tenés razón, perrita, me quedo tranquilo. Ahora desnudate. -Sí, don Natalio… -y me saqué la ropa mientras él iba a en busca del collar. Me lo puso y le conté que doña Lola me estaba haciendo trabajar desnudo. -¡¿Desnudo?! –se asombró mi dueño. -Sí… y no sé por qué… -A lo mejor es medio perversa la vieja… -¿Usted cree que yo le… le intereso para… para algo sexual, don Natalio? -Y mirá, putita, muy normal no es que te esté chantajeando para usarte como sirvienta, así que puedo creer cualquier cosa. -Sí, es cierto –y en ese momento sonó el timbre. -Ahí llegó Álvaro. Andá preparando el culo. –dijo don Natalio y soltó una carcajada mientras iba hacia la puerta. Cuando los dos entraron en el dormitorio yo los esperaba de rodillas, con la cabeza gacha y las manos ...
... atrás, siguiendo un impulso de sumiso. -Parate, nene. –me ordenó el veterinario y una vez de pie me hizo poner de espaldas. -Quiero ese culo ya mismo, Natalio. ¡Estoy muy caliente! -Me parece muy bien, amigo. Vos, perrita, sacá la vaselina de la mesita de noche. -Sí, señor… -dije y con el pote en la mano vi cómo los dos hombres se desvestían y ya desnudos el señor Álvaro hizo que le envaselinara el pene. Jadeando de excitación comencé a aplicarle esa crema y pronto el pene se le fue poniendo duro bajo mis dedos. -A la cama, putita. Me ordenó mi dueño y el señor Álvaro dispuso que me acostara de espaldas con la cintura sobre la almohada doblada en dos. Me agarró los tobillos y dobló mis piernas con las rodillas en dirección a la cabeza. -Mantenelas así. –me ordenó para después comenzar a penetrarme. -Quiero verte la cara, putita… -dijo y yo sentí ese dolor inicial cuando él me la iba metiendo. -Buena idea, Álvaro… -aprobó don Natalio y se acomodó a mi lado para jugar con mis tetillas, cosa que me hizo olvidar del dolor en el culo que, por otra parte y como siempre ocurría, desapareció rápidamente para dar lugar al placer. Entre los dos me llevaron a las cumbres más altas del goce sexual. -Mire, Natalio, mire la cara de putita gozando que tiene… -dijo en un momento el señor Álvaro mientras su pene iba y venía dentro de mí. -Sí, es que es una putita; es una perra muy putita que me va a chupar la pija en cuanto usted se corra, Álvaro. -Ya… ya ...