1. Un rapidín en un centro comercial (Corte Inglés)


    Fecha: 01/10/2019, Categorías: Confesiones Autor: morboso1957, Fuente: CuentoRelatos

    ... meter y sacar mi polla de su coño. Le tiraba del pelo bien fuerte para que echara su cabeza hacia atrás y le obligaba a girar la cabeza para besarla y meterle mi lengua hasta la campanilla. Me gustaba sentir su lengua y el sabor de su boca, no dejando de absorber su lengua y su saliva.
    
    A pesar de haber sido madre, tenía el coño tan estrecho que me apretaba y absorbía mi polla cada vez que entraba profundamente. No paraba de insultarme diciéndome: “siii, así cabrón dame fuerte, fóllame, dame más duro, azótame las nalgas. Disminuí un poco el ritmo y… joder, cabronazo, ¿quién te ha dicho que pares? Sigue, dame más fuerte, cómeme la boca y no dejes de tocarme el clítoris. Ufff... como me gusta, como me haces gozar, hijo de puta, como te aprovechas de mí, pero me gusta y mucho. Ufff...
    
    Volví a coger ritmo y enseguida me dijo que se iba a correr, que no parara. Me voy a correr joder, que gusto. Y cuando volví a intentar comerle la boca, solo pudo abrirla de par en par, para correrse, sin dejar de gritar, intenté hacerla callar, porque había oído que entraba alguien en el aseo, ...
    ... pero me fue imposible, no pude evitar que gritara y mordiera mi mano. Ahhh... me corro, cabrón que gusto aggg... aggg... aggg... Diosss como me gusta que me folles hijo de puuutaaaa.
    
    Yo aún tardé un poco más, y haciendo caso omiso a su petición de correrme en su boca, seguí follándola hasta que descargué dentro de su coño, juntando mi corrida con sus jugos, que empezaron a caer abundantemente por sus piernas.
    
    Cogí papel higiénico y la fui limpiando para recomponernos y poder salir.
    
    Salimos del compartimento y vimos a una chica joven que no se si sería la misma que tuvo que oír sus gritos, pero si que se nos quedó mirando con los ojos abiertos como platos. Nosotros no pudimos de evitar una sonrisa al mirarla que al final acabó por ser una carajada por parte de Alicia.
    
    Al salir, Alicia subió al ascensor y yo me esperé al siguiente. Una hora más tarde coincidimos de nuevo en la cafetería y su marido nos invitó a sentarnos junto a ellos y allí estuvimos tomado un café cargado de mucho morbo.
    
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