1. Siempre me calentaron los viejos


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... no quiero saber nada con menores.
    
    -Ay, don Benito… .murmuré sintiendo que una emoción intensa y oscura me desbordaba. –No… no soy menor, ya… ya puedo ser usado…
    
    -Y eso quieres, ¿eh, niño?... ser usado…
    
    -Sí… sí, don Benito… ¡Por favor!... –admití y llevado por un súbito impulso me arrodillé ante él con la cabeza gacha. Entonces me tomó del pelo, me enderezó la cabeza, sacó su verga y empezó a refregármela por la cara hasta que se le puso bien dura.
    
    Yo estaba tan caliente que me costaba respirar y lo hacía por la boca y ahí, en la boca, don Benito me metió de pronto su verga, que yo empecé a chupar sin que él me lo ordenara.
    
    Me resultaba delicioso eso de chuparle la verga a ese viejo que me excitaba tanto, pero de pronto él retiró ese hermoso ariete, me tomó del pelo para ponerme de pie y me dijo: -Bueno, basta de eso por ahora, Jorgito, ahora quiero probarte el culo…
    
    -Lo que usted diga, don Benito… -murmuré mientras creía morir de emoción. Tenía sensaciones opuestas: muchas ganas de ser penetrado y a la vez miedo de que me doliera. Pero no había vuelta atrás. Don Benito me tomó me tomó de un brazo, me sacó de la cocina, donde quedó mi caja de fósforos, y me llevó a su dormitorio.
    
    Apenas entramos me ordenó que me desnudara y él empezó a ...
    ... hacerlo enseguida. Comencé a quitarme la ropa y mientras observaba la habitación. Había una cama grande (¿para qué tanto?, me pregunté), una cómoda, dos sillas y un espejo donde uno podía mirarse de cuerpo entero.
    
    En cuanto terminé de desprenderme de las ojotas el viejo me empujó hacia la cama.
    
    -¡Venga, niño! ¡trepa y ponte en cuatro patas! Y espérame que voy a buscar con qué lubricarme la polla para metértela hasta los cojones…
    
    Sus modos dominantes me ponían a mil. Ahí me descubrí sumiso, supe que me calienta mucho que me manden y obedecer.
    
    Hice lo ordenado y esperé temblando el regreso del vejete. No me atreví a mirar cuando oí que abría la puerta mientras el corazón me latía cada vez más rápido, pero él me dijo: -Mira niño, mira cómo me embadurno la polla y prepárate para tomarla por culo.
    
    Miré y lo vi aplicarse la crema en su verga ya erecta, una hermosa verga de dimensiones considerables y la visión acentuó mis temores. ¿Cómo era posible que semejante pedazo pudiera entrar en un agujerito tan diminuto como es el orificio anal?
    
    Él terminó de desvestirse, trepó a la cama y luego de ordenarme que separara bien las rodillas se ubicó entre ellas y enseguida sentí en mi ano el contacto de la punta de su pija, pugnando por entrarme.
    
    (continuará) 
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