Loly mi nena perversa
Fecha: 04/10/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... jovial para ponerle una sonrisa al desafío cotidiano. No tengo ningún prurito si en alguna ocasión debo recurrir a un “ayudín” para sustentar la “autoestima” y hacerle frente al desafío de la carne joven, platillo preferido en la mesa gourmet de la diversidad femenina. Loly, mi hija, reúne todos estos atributos, joven, virgen, inexperta y sobre todo había heredado esta pasión compulsiva por el erotismo y el sexo.
Loly se había bajado de la reposera, ahora tendida en el piso de la terraza, sobre una lona, giró para regalarme una sonrisa, haciendo gestos con la mano de que me acercara a ella, invitándome a compartir el mismo sol.
- No, gracias hace mucho calor, mejor voy por otra cerveza.
- Me traes una, papi.
- So chica para tomar.
- Vamos, si sabes que cuando estoy con mis amigos tomamos. Tráeme una, no te hagas rogar…
Volví con dos, un instintivo chin chin, sentado a su vera, compartimos la rubia espumosa. Se sentó sobre la loneta, y me regaló esa sonrisa franca y desprejuiciada, pícara y atrevida, exhibiendo el torso desnudo.
Disfrutaba ponerme incómodo, al menor intento por salirme de la escena, me retuvo tomándome de la mano.
- Porfa! Quédate, no me dejes sola. (haciendo pucheritos) - a qué le tienes miedo? A mí o a vos?
No supe qué responder, la verdad había sido precisa, me tenía miedo a mí, la situación se estaba saliendo de los carriles de la relación padre hija, no estaba preparado para situaciones como esta.
- No me tengas miedo, no ...
... te voy a complicar la vida, solo necesito estar contigo, sentirte cerca, eres mi papi, no puedes evitarlo, nadie sabrá de esto, es un secreto entre los dos. También estoy algo nerviosa, sentí como me late el corazón.
Me llevó la mano hasta posarla sobre su pecho, sin darme cuenta más que sentir los latidos estaba tocándole la teta. Tiene unas deliciosas tetas, pequeñas como limones según sus dichos, pero bien erguidas y vibrantes, con esos pezones pequeños pero súper erectos como picas de lanza preparados para el ataque.
Su mirada suplicaba contención, leve sonrisa, su boca se dejó estar cerca de la mía, en ese instante todo se me volvió incomprensible, como si una nebulosa turbara mi capacidad de razonamiento, la pasión emerge arrasando con las prevenciones, derribando obstáculos.
Su mirada certifica y avala el roce de labios, fue un beso en la boca, inocente e instintivo, sin sorpresa, tampoco el siguiente y un tercero no tan inocente, lleno de fragor y deseo. Los valores subvertidos descartaba cualquier atisbo de retroceso, de ahora en adelante solo eran un hombre mayor y una mujer joven dejándose llevar en la vorágine pasional del fragoroso deseo de consumar el acto sexual.
Se dejó tender sobre la loneta con mi cuerpo cubriendo el suyo, las bocas unidas, las lenguas frotándose respirando el aliento del otro. El abrazo efusivo, mucho, hacía subir los colores a las mejillas de mi nena, inyectadas de repentino rubor, el candor de la inocencia se consumía en la ...