Mi Madrastra, La Más Puta
Fecha: 07/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... por la cabeza una maldad: rebuscar en la ropa interior de Maite y frotármela por la polla. Sería una pequeña venganza por joderme la noche. Fui a su alcoba, y abrí el cajón de la ropa interior. Menuda guarrilla, tenía dos consoladores, uno de esos que vibran y otro era una polla enorme de goma. Además había lo que parecía ser una fusta. Debía de ser para caballos, porque tenía etiqueta del Decathlon. Debajo estaba lleno de lencería fina, roja, negra, y blanca. Mi padre se lo tenía que pasar de miedo con la furcia de Maite.Iba a coger todo y revisarlo, pero en el último momento me entró el miedo y desistí. Pensé que esta tía fijo que sabe la posición en que deja los cajones, y sólo faltaba que me echara la culpa de regirarle sus cosas.Volví al sofá y me bebí otro par de gin-tonics. Iba más borrachillo conforme pasaban las horas. Al acabarme el quinto de la noche, escuché la puerta. Eran casi las cuatro de la mañana (jodo, y decía que venían pronto). De modo que fui a su encuentro; iban tan bebidos o más que yo, con el cachondeo en el cuerpo.- Buenas chaval, ¿todo bien con los dos terremotos? –preguntó mi padre.- Sí sí, están dormidas. Me voy a ver si aún está la peña por ahí –dije al tiempo que salía veloz de la casa.- Pásalo bien… -deseó Maite, me pareció que con cierto retintín.- Vosotros también en los caballos –le solté, aunque creo que no me oyó.Por supuesto, al llegar al pub donde estaban mis colegas, Mapi ya se había ido. Maldije mi vida.- Tío ha preguntao por ti y ha ...
... esperao bastante, pero mañana tenía que hacerse la maleta y eso.- Mecagon mi puta calavera –proferí. “Jodida madrastra, esta me la paga”, me prometí. Sabía que la culpa también era de mi padre, por no haberme avisado de que no había niñera, pero a él le disculpo porque es un despistado. Además qué coño, él es mi padre. Ella en cambió pareció disfrutar de verme desesperado por tener que quedarme en casa.Me cogí un p**o de campeonato, y llegué a casa muy de día, después de almorzar en un bar. Desperté a la hora de comer, con un cuerpo jotero que daba pena verme. Después de picar cuatro cosas y beberme un par de cocacolas (mi estómago no admitía mucha comida), fui a echarme a la cama otra vez.Pero hete aquí que Maite me volvió a joder.Ellos también estaban resacosos; de hecho mi padre dormía la siesta a pierna suelta. No habían hecho tan tarde ni volvieron tan ciegos, pero a mayor edad, más se pagan las consecuencias de una juerga.- La niña está dormida, pero Nayara no para quieta. Llévatela a jugar al parque –me ordenó Maite.- No no, imposible. No puedo, estoy medio muerto –alegué.- Llévatela porque si se queda no nos va a dejar dormir ni a ti ni a nadie.- Te digo que no puedo, llevo una resaca de la muerte –reiteré.- Y yo te digo que la bajes al parque a jugar.Esta mujer no daba su brazo a torcer. Y tenía la misma cara inalterable de la noche anterior. Me daban mucho coraje sus continuas órdenes; pero al mismo tiempo sentía una extraña atracción al recibirlas de una tía buena, ...