1. Un buen padre (parte 1, 2 y 3)


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Incesto Autor: destructordeconchitas, Fuente: SexoSinTabues

    ... igual como la noche anterior. Me la encontré acostada a todo lo largo sobre el mismo sillón, traía un suéter ancho, tejido y unos calzoncitos a rayas, blanco con rosa, que apenas y le cubrían bien las nalgas, pensé en pasar de largo sin voltear a ver la más, pero la escena era la misma que cuando años atrás, me la encontraba rendida sobre el sillón, dormidita por esperarme a verme llegar, al escuchar el sonido de la puerta cerrar, se paraba de inmediato, tallándose los ojos y, todavía adormilada, corría hacia a mí lo más rápido que podía, aventándoseme a los pies para que yo la cargara, le diera un beso y después de muchos mimos en el cuello llevarla a la cama para arroparla y decirle “dulces sueños”. Me senté a un costado de ella, sin tan siquiera pensarlo bien, y empecé, en forma de caricias, a crearle surcos sobre su cabello, su pelo era tan liso y sedoso que fácilmente se partía al contacto de mis dedos, el movimiento de su cabellos entre mis manos hizo emanar de ellos un adorable aroma a lavanda que inmediatamente empezó a impregnar el espacio, reconocía el olor, era el mismo que respiraba aquella noche después de haber hecho lo que hicimos, me embriaga la emoción de solo pensarlo pero tampoco podía dejar de lado el sentimiento de ternura que me había producido hacia menos de dos minutos. Quite la mano de ella sin dudarlo y quise retirarme lentamente del sofá, sin crear ruido alguno y con mucho cuidado para no hacerla despertar, pero fue muy tarde, al estar por ...
    ... despegarme completo del asiento, me sujeto de la mano. -Hacía mucho que no me acariciabas así la cabeza. -Aayla, suéltame por favor. -¿Por qué Papá, a que le tienes miedo? (en forma recriminatoria) -A ti. -No Papá, te tienes miedo a ti mismo, le tienes miedo a quererme como me quieres, a verme como me ves, a sentirme (deslizando su dedos sobre en medio de mi espalda) como la última vez. Ese pequeño desliz sobre mi espalda hizo sacudirme las ideas, me hizo temblar el cerebro y todo el cuerpo. -Me dices que ya no sigas, pero mira como te pones. (pasando el mismo dedo solo que esta vez por encima del pantalón) apuesto que lo quieres incluso más que yo -¿Por qué yo Aayla?, es decir, habiendo tantos hombres, el mismo David por ejemplo -Por eso mismo porque con ninguno de ellos sería lo mismo, ya te lo dije, yo te amo. De un impulso irresponsable, a vente el portafolios hacia un lugar que no supe cual y me abalance sobre mi hija, besando sus labios imprudentemente. Ella, desde su posición y sobreponiéndose a mi ritmo me correspondió de la misma forma, tratándose de acomodar mejor a mí. Era tanto el acaloramiento entre nosotros que en un pequeño parpadeo su cara pasaba de un tono a otro, sus mejillas se realzaron, sus ojos se engrandecieron y su corazón, su cuerpo, latían y se inquietaban, estremeciendo al mío por igual. -¿Estás segura? -Por favor no dudes mas, yo no lo hago. Volví a sus labios, simplemente ya no tenía porque seguir retardándolo más, de un memento a otro mis manos se ...
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