1. La Terapia de los Londoño (I)


    Fecha: 16/10/2019, Categorías: Incesto Autor: rasjeff12, Fuente: SexoSinTabues

    ... Eduardo y Antonio, se metieron al estudio. Los dos equipos cerraron la puerta con llave. En la habitación principal, Gabriela leyó el segundo paso para las mujeres: —El afecto es importante para construir relaciones fuertes. Una señal clara de afecto es besar a alguien. Por favor, Gabriela, besa a Laura. En los labios. Así lo hizo Gabriela. Puso sus labios en los delgados labios de su hija, y se quedó ahí por un segundo. No llegó a saborear la boca de su hija, pero si pudo sentir un poco. Un pedacito de dulce. Laura sintió a su madre acercarse a su cara, y luego darle un beso en la boca. Todavía recordaba esos cuando era una niña, y nunca le vio nada raro. Ahora sentía algo diferente. Su madre tenia labios gruesos. Ese beso le supo a dulce, aunque fue corto. Como si se hubieran comunicado telepáticamente, las dos fueron por otro beso. Gabriela posó su boca en la boca de Laura. Se quedaron por un largo tiempo, y luego sin pensarlo, se fundieron en largos besos. Laura ponía la lengua en la boca de su madre, y Gabriela le respondía moviendo su lengua hasta que las dos se tocaran. Movían sus cabezas, y se quitaban el aire. Era el beso más dulce que jamás las dos habían sentido. Por su parte, en el estudio, Eduardo leyó la instrucción correspondiente: —Los quince años son una extraña edad. Los hombres están llenos de hormonas, y están en la época en la que quieren explorar su sexualidad, pero se debe empezar por el principio: no podemos hablar de sexo, sin hablar de afecto, y ...
    ... un punto de partida, son los besos: por favor Eduardo, besa a Antonio en los labios. Eduardo miró a su hijo. Ninguno de los dos estaba seguro de como reaccionar, pero, de todas formas, casi a regañadientes, Eduardo dio el primer paso y se aventuró hacia su hijo. Sus labios aterrizaron en la boca de Antonio. Rápidamente. Los dos hombres se besaron. Eduardo sintió a su hijo. Tenia un sabor un poco salado, pero no estaba nada mal. Antonio, por su parte, nunca había besado a nadie, y sintió como una corriente eléctrica viajaba desde su cerebro hasta cada esquina de su cuerpo y de nuevo a su cerebro. Era la primera vez que se sentía de esa manera. Eduardo había olvidado como era besar a un hombre (lo había hecho en la universidad, pero de eso ya no quedaba mucho en su memoria). Sintió una descarga. Antes de ir por otro beso, miró a su hijo. —¿Pasa algo? —preguntó en un tono dulce, que pocas veces había utilizado. —No. es…es…—Dudó Antonio un segundo—…es la primera vez que hago esto. —Ah. No te preocupes, va a ser mejo con una niña—Luego se lanzó—, ¿quieres volverlo a hacer? Antonio, algo apenado, asintió con la cabeza. Eduardo volvió a poner sus labios en los labios de su hijo. Los dos hombres se encontraron dándose pequeños besos en la boca por un rato, luego, Eduardo abrió su boca, y le indicó a Antonio que lo siguiera: pronto, Eduardo jugaba con la lengua de su hijo, luchando con ella, sintiéndola retorcerse adentro suyo. Se estaban quitando el aire. Antonio sentía como todo su ...
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