1. Aldana, su papá y yo


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... caricia que nos prodigábamos. Luego de enjuagarnos con agua tibia, nos envolvimos cada una en un toallón y salimos del baño, con rumbo fijo: El cuarto de Francisco. Nos sentamos en la cama y comenzamos a secarnos la una a la otra, dándonos besos suaves en la boca, en las mejillas, en los hombros. Comenzamos a mordisquearnos los lóbulos de las orejas y eso, al hacernos cosquillitas, nos provocaba unas carcajadas sensacionales, las mismas que atrajeron a Francisco al instante a su propio cuarto. Llegó recién afeitado y bañadito, oliendo a colonia para después de afeitar, imponente en su altura y su madurez y con signos inequívocos de excitación que se adivinaban por encima de su robe azul. -Quieren que siga secándolas?- preguntó socarronamente y sin perder un solo segundo, nos sacó la toalla que nos cubría a ambas y con una sola comenzó a secarnos lentamente, mientras acercaba la boca de Aldana a la mía para que pudiéramos besarnos libremente. Así lo hicimos, sin perder tiempo, recorriendo una vez más las dos geografías que conocíamos tan bien, pero esta vez con un elemento más para aumentar nuestra excitación: Las manos y la lengua del padre de Aldana. Ambas estábamos enfrentadas, pecho con pecho, moviéndonos al compás de nuestras respiraciones que se aceleraban sin control, las manos de ambas en la espalda de la otra, arañándonos delicadamente, apretando las nalgas y acercándolas a nuestras caderas, dejando que nuestras vulvas se tocaran como al pasar. Francisco seguía ...
    ... masajeándonos pero esta vez sin la toalla, subía y bajaba con su mano por el cuello de Aldana y alternaba con besos en mi nuca de tanto en tanto, cuidaba muy bien de no descuidar a ninguna de las dos. Lentamente nos recostó en su cama, dejándonos de costado y enfrentadas. Nosotras seguíamos besándonos, abriendo nuestras bocas lo más ampliamente posible, hurgando con nuestras lenguas una en la boca de la otra, dejando que nuestros alientos se mezclaran, que pudiéramos sentir las respiraciones agitadas y las manos libres para acariciarnos los pechos y los pezones. Francisco se había arrodillado al borde de su cama y mientras que con su mano izquierda acariciaba mi contorno, con la derecha ya había comenzado a hurgar la junta de las nalgas de su preciosa hijita. Las dos sabíamos que él estaba actuando sobre el cuerpo de la otra y eso aumentaba la excitación y así comenzaron los gemidos, tibios al principio, demandantes después. En un momento Aldana se separó de mí y me acomodó más arriba en la cama, quedando sola a merced de los dos y dispuesta a gozar como nunca de aquello. -Vamos a ver, preciosa… Déjame comerte un ratito, hace tanto que no lo hago!!!!!. - Y sin más, la lengua de Francisco se apoderó de mi vagina. Primero la lamió con los labios cerrados, la rozó con todos sus dedos, la raspó con sus uñas cortísimas y después, cuando había comenzado a retorcerme lentamente, abrió mis labios. -Preciosa!!! Me voy a comer todo esto!! Que rico!!!- -Papi, no me vas a dejar nada?- dijo ...
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