1. Aldana, su papá y yo


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... ambos. Otra parte de mi, que hasta ese momento desconocia, me impulsaba a quedarme y a seguir viendo. Aldana, esplendida en su desnudez, estaba tendida en la cama de Francisco, con las piernas abiertas, con una mano empujaba la cabeza de su padre hacia su vagina y con la otra se apretaba su pecho izquierdo, con una fuerza increible, lo estrujaba sin control y no cesaba de gemir. La boca de Francisco parecia querer comerse de un solo bocado esa preciosa concha que aparecia iluminada con la luz de la oscuridad, la saliva de el y los jugos impresionantes que Aldana despedia. La lengua de su padre se arrastraba de adelante hacia atras, sin dejar centimetro sin mojar, esparciendo ese flujo espeso por todos lados sin descanso, mientras las caderas de Aldana se elevaban para que quedaran justo a la altura de la boca de su padre, esa boca que parecia un pulpo hambriento, desesperado por tragarla. Un dedo. Dame un dedo. le escuche decir a mi amiga del alma. Sin mas, Francisco coloco su dedo mayor dentro del agujerito de la concha, lo metio y lo saco tres veces, lo humedecio completo y despues de chuparlo se lo coloco en la boca a Aldana, que lo lamio en una forma sensual, mirando directamente a los ojos a su padre mientras lo hacia, saboreandose directamente de su fuente. La boca de Francisco absorbio los pechos de Aldana, su lengua lamio los pezones llenandolos de saliva para despues morderlos y estirarlos hasta que quedaron erectos y rojos, se veian duros como pequeñas piedras ...
    ... rojas. Papa, mamamelos repetia Aldana, con un tono de voz grave, bajo, casi desconocido para mi. Asi lo hizo el, como si de los pechos de una madre se tratara se prendio a ellos, succionandolos como si de ellos pudiera sacar leche, lamiendolos desesperadamente. Por entre las piernas de Aldana podia ver la tremenda ereccion de Francisco, el tamaño de su pene, las dimensiones que habia alcanzado y comence a darme cuenta en ese instante de mi propia excitacion, de la humedad que sentia entre mis piernas y de la dureza de mis propios pezones, pegando contra mi camisa de dormir. Francisco bajaba con su boca por el cuerpo de su hija con una maestria, con un conocimiento del terreno y de los deseos de ella que me dio la pauta de que esto no estaba sucediendo por primera vez. Volvio a su entrepierna para sobarla un poco mas, para lamer algo mas de todos esos jugos que expedia Aldana y para satisfacer los pedidos de su nena. Mordeme el clitoris, papi. Mordémelo como vos sabes. Siiiiiiiii, quiero gozarte papi. Y alla fueron sus dientes, para hacerse cargo de ese boton rosadisimo que comenzo a crecer cuando los dedos de su papi lo movieron en circulos, se metieron dentro del agujerito para poder mojarlo, lo rodearon y despues su boca lo estiro, sus labios lo sacaron hacia afuera, los sorbieron como si fuera el ultimo bocado que esa boca probaria en años. Eres tan rica, hijita, hummmmmmm, como me gusta tu sabor . Chupamela mas, papi. Mas, mas suspiraba totalmente descontrolada Aldana. Y ...
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