1. Aldana, su papá y yo


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... empujón bestial, que apartó la boca de Aldana de mi entrepierna por un momento. -Ay, dios!!!!!! Que placer!!!! Cógeme bien el culito papi, que esta calentito!!!!. - -Tómalo mi amor, está todo adentro!!!. - Así entró y salió varias veces, hasta que el semen de su padre descansó en las nalgas de la nena. -Y a vos, mi vida? No te gustaría probar mi pedacito en tu agujerito????- -Dámelo donde sea, pero dámelo!- le respondí totalmente fuera de control. Ahora la que quedó en cuatro frente a él, fui yo, pero Aldana se había colocado debajo de mí para poder encargarse de mi húmeda vagina mientras su padre me daba todo su pene completo por atrás. -Este caminito no lo recorrí, verdad? Esta virgencito todavía?? Hummmmm, que delicia!!!!. - Abrió mis nalgas con sus manos, mojó bien su pene con la crema que despedía mi vagina y comenzó a presionar entre mis nalgas, lentamente, tratando de que el agujero cediera y pudiera entrar a fondo. -Ábrete chiquita, ábrete para papi!! Déjame metértelo !!- y empujó un poco más. -Completo, lo quiero completo!!!! por favor, no me hagas desear más!!!!. - Allá fue, entero, abriéndose camino a la fuerza, sintiendo que todo mi interior se desgarraba de dolor y placer, entró el pene de Francisco en toda su ...
    ... dimensión y comenzó a moverse, entrando y saliendo, entrando y saliendo, al mismo tiempo que Aldana me metía sus dedos por adelante y me lamía el clítoris una y otra vez. Nunca, desde que había comenzado todo esto, creí que se pudiera gozar tanto al mismo tiempo y con dos personas a la vez, jamás lo hubiera creído y sin embargo lo estaba experimentando. La boca de Aldana chocaba con el pene de su padre y aprovechaba para lamerlo, dejaba ese lugar y se deslizaba por debajo de mí hasta mis pechos, para morderlos mientras se bamboleaban ante los empujones del pene de su padre dentro de mi culo. -Que manera de gozarte, preciosa!!!- decía Francisco suspirando cada vez más. -Más, más, mássssssssssssssssss- era lo único que podía pedirle. -Quién se va a tomar mi lechita?- escuché que decía el papá de mi amiga. Como buenas amigas que somos, las dos nos dispusimos a aprovechar semejante regalo así que obligamos a Francisco a que se separara de mí y se acostara en la cama, boca arriba. Las dos nos acostamos casi sobre él, dejando nuestras bocas sobre su pene, erguido como el mástil de un barco y ofreciéndole nuestras nalgas, para que los tres pudiéramos acabar juntos. La mamada que le dimos a ese pene y la que nos dio esa lengua masculina a nos 
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