La señora Ysabela y yo (2)
Fecha: 22/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Al despertar, me puse a recordar lo ocurrido ayer. Las imágenes se mantenían intactas en mi mente y mi alegría era insondable por lo que me había tocado vivir.
Los minutos pasaban más lentos que de costumbre o era la angustia de que sea la hora de volver a ver a mi vecina. Y no miento al decir que la señora Ysabela es una mujer hermosa, de piel blanca, cabello castaño ondulado hasta los hombros, un cuerpo delgado para sus 34 años y 2 hijos, y su estatura de 1,58cm., en pocas palabras una petite delicattessen.
También teníamos la suerte que su esposo, un militar en ejercicio, saliera de vez en cuando a provincias; y de sus 2 hijos, de 8 y 10 años, el colegio los tenía más que ocupados.
La hora acordada llegó y puse en funcionamiento mi idea. La escalera de madera quedó en su sitio hasta mi regreso, y con rapidez bajé hasta el patio de mi vecina. Sin llamar, me metí hasta la cocina y ahí la encontré, terminando de cocinar.
- ¡Hola!- saludé apareciendo por sorpresa.
- Ayyyyy... que susto me has dado pequeño.- dijo llevándose una mano al pecho.
- Lo siento mucho señora.- contesté ruborisado.
- Ya no te preocupes, pero no es buena idea que aparezcas así de la nada.- dijo recomendando. Imagínate si mi esposo o mis hijos aún estuvieran aca por cualquier motivo.
- Sí, creo que tiene razón.- dije comprensivo. Entonces que hago para hacerle saber que ya estoy esperando.
- Uhmm, que te parece si das un silbido y yo salgo al patio y te digo si puedes o no ...
... bajar.
- Claro, buena idea señora.- contesté aprobando.
- Bueno, por mientras ve al cuarto que ya te alcanzo.- dijo dándome un beso.
Mis ropas cayeron en un rincón y tan sólo me quedé con un boxer. Acostado esperaba a mi vecina, imaginando que nuevas cosas habrían de pasar.
- Bueno, mi niño ya estoy aquí.- dijo cerrando la puerta. Y parece que ya te pusiste cómodo.
- Sí señora.- respondí.
- Bueno, antes que nada, ya no me digas señora, ¿¿ok??- dijo ella.
- Esta bien señora... Ysa.- contesté corrigiendo.
Ella sonrió afirmativamente, y con parsimonia se despojó de sus ropas. Como una gata en celo se acercó hasta mí y me quitó el boxer dejando al descubierto mi miembro aún fláccido.
-¡Qué bárbaro! hasta ahora me pongo a pensar como pudo entrarme todo esto.- dijo admirada mientras lo tomaba entre sus manos.
- Eso mismo digo yo.- contesté. Y más aún cuando la escuchaba gritar de esa manera.
- Y que esperabas mi niño con tremendo animal que tienes.- dijo. Nunca había tenido una así de grande metida hasta adentro.
Su lengua se paseaba golosa por mis huevos y mi pene, que sólo veía desaparecer hasta poco más de la mitad en su boca; sí así te maman las maduras pues yo ya me veía adicto a estas. Después de un largo rato ensimismada en su afanosa labor, la señora Ysa se acomodó poniendo a mi alcance su apetecible vagina, abundante en vellosidad castaña. Sin saberlo aún, estaba practicando mi primer 69 y lo disfrutaba a más no poder.
- Bueno, ahora ...