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Historia del Chip - Rituales de apareamiento - Kim 004
Fecha: 24/10/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... no olvidarse supo a qué se refería. Era imposible que ocurriese pues no iba a salir descalza de la tienda, pero ya era tarde, ya estaban fuera de su alcance. Estaba tratando de ajustarse el tacón izquierdo cuando Mary se agachó a ayudarla. —Son preciosos, ¿verdad? Seguro que a Roger le encantan— insinuó mientras terminaba de retocar la correa de sujeción. Kim no podía negarlo. Eran fascinantes. A duras penas se puso en pie para comprobar cómo iba a andar en ellos. Siempre había sido reacia a llevar tacones porque terminaba cansada, pero durante unas horas y por Roger podía llegar a ser una buena idea. —Son demasiado altos, Mary —se quejó Kim con la boca pequeña. Mary negó con énfasis. —Sólo tienen 7 centímetros. Te acostumbrarás en seguida. ¿no te sientes sexy? Si se los hubiera probado estando vestida, Kim hubiera dicho la verdad. Ahora se limitó a negar. Si esto seguía así, llamaría a Roger en cuanto llegase a casa y le pediría un repaso. Antes del chip se hubiera masturbado durante horas. Eso todavía estaba a su alcance pero la frustración no se iba ir así de fácil. Mary apretó en algún sitio y la imagen de Kim cambió en la parte izquierda. El programa usaría ahora la nueva Kim con tacones. Casi sin reconocerse en el mural, Kim observó como las nalgas aparecían más elevadas y protuberantes. Los pechos quedaban obligados a sobresalir sin realizar demasiados esfuerzos. Su cuerpo había corregido su postura de manera inconsciente. Su grieta estaba ya ...
... demasiada húmeda para que su hermana no lo advirtiese. —Me canso de estar de pie —le señaló Kim a modo de explicación y se sentó, como única manera de esconder su excitación. Cruzó las piernas tratando por todos los medios de pensar en otra cosa. Pero la pantalla devolvía a la Kim más sexy y excitada que nunca se hubiera podido imaginar. Mary mientras tanto pasaba conjunto del catálogo de la derecha. Cuando encontraba algo que consideraba interesante pulsando un botón se colocaba mágicamente en la imagen de la izquierda. Kim estaba bastante acostumbrada a algunos de los atavíos que veía en pantalla. Las revistas estaban llenas de esas prendas. Pero el estado en que se encontraba y pudiendo verse desde fuera, -comprobando como le quedaban las tanguitas y los sujetadores de media copa o el corpiño que simplemente ofrecía los pechos-, no hacía más que acrecentar el pulso que sentía entre sus piernas cruzadas. Como si su cuerpo no tuviese más remedio que dejar traslucir su estado, los pezones se endurecieron sin límite. Mary aparentaba no darse cuenta. Ni siquiera ciega hubiera podido dejar de percatarse. Kim tenía tantas ganas de acariciarse los pechos y pellizcarse con suavidad los pezones que estuvo a punto de levantar las manos y cubrirlos. —Tengo frío, Mary. Quizás podrías abrirme el armario de la ropa— sugirió Kim a su hermana. Era más una súplica que otra cosa. Mary miró hacia ella y quiso dar a entender que se apiadaba de su hermana. —Guau, ¡sí que debe ser ...