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Embarazada y tramposa
Fecha: 25/10/2019, Categorías: Poesía Erótica, Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... también estoy que vuelo de calentura!, le confié mientras me iluminaba con sus ojitos que cambiaron radicalmente furia por algo parecido a un morbo oculto bajo 7 llaves. ¡No te imaginás lo que daría por chuparle aunque sea un dedo a un tipo… vos me conocés, y nunca fui zarpada, pero posta que estoy re caliente!, agregué mientras se me escapaba un suspiro. Me levanté confundida por mis propias palabras, puse más agua en la pava moviéndole la cola y, hasta me subí el vestido de entrecasa que traía, y él me terminó de enloquecer cuando corrigió: ¡no sé si eras zarpada, pero una bocha de veces te cambiaste adelante mío… no sé cómo estarás ahora, pero estabas re cogible guacha!, y detonó una carcajada nerviosa. Apenas me senté de nuevo para seguir cebando mates, liberé a propósito una de mis tetas del vestido para que me la devore con la mirada, y en cuanto dijo: ¡epaa, mirá qué tetas te echaste nena; te sale leche ya?, digo, porque el guacho ya está que sale!, no me controlé más. Me levanté para ponerle las tetas en la cara y su lengua me prendió fuego de inmediato, saboreando el contorno de mis pezones, estirándolos en sus labios, gimiendo apenas repitiendo: ¡aaay hermanita!, dándome unas nalgadas fuertes con su pesada mano y endureciendo aún más su pija, la que mi mano presionaba sobre su bermuda. Cuando se sacó la musculosa supe que todo podía suceder. Me sentó a upa, frotó su bulto hinchado en mi cola lamiendo mi oreja, diciendo: ¡así que la sofi anda alzadita… le ...
... vas a dar la colita a tu hermano?, y no paró de amasarme los pechos, de los que caía alguna que otra gota de leche. En cuanto lo notó me tumbó sobre la mesa de la pequeña cocina en la que mateábamos, dejó mi vestido por la cintura, se prendió de mis tetas grandes y me las chupó mientras me oía gemir, tanteaba de vez en cuando mi concha sobre la ropa con un roce electrizante, me comió la panza a chupones y peló la verga para pajearse contra mis lolas. Después se la agarré con cierta violencia y me la metí en la boca para calmar mi sed, emputecida por el sabor de su juguito previo, el olor de sus pelotas velludas y las cachetadas que me ofrendaba. ¡pegáme guacho, dále que te voy a petear hasta sacarte la leche hijo de puta, y no le pegues a la Sonia, pegáme a mí!, le grité mientras se pajeaba junto a mi cara y me pegaba con su dureza en la boca apenas se la abría. De repente me senté en la mesa, me quité el vestido y abriendo mis piernas le susurré: ¡chupamelá pendejo, y después garcháme como quieras! Me hizo caso el muy puerquito. Me volvió loca cuando su boca rozó mi diminuta mata de pelos y su lengua se escurrió por entre la costura de mi bombacha blanca para revolver mi vagina empapada, y cuando fregaba su nariz junto a mi clítoris extasiado. Me olía enfermando mi juventud, me pellizcaba las piernas, me pedía que me toque las tetas, y punzaba mi orto con un dedo. ¡guaaau, no sabés lo que me excita el olorcito a pis de tu bombacha putita!, dijo acomplejándome un poco, ...