1. De chapero de pueblo a gigoló de capital


    Fecha: 05/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... seguimos besando. Mi verga estaba dura como una piedra. La chica, que era algo más alta que yo, comenzó a bailar sintiéndola entre sus piernas.
    
    Paso a traducir del inglés al español.
    
    Le pregunté:
    
    -¿Cómo lo quieres?
    
    -Dulce, como si estuvieras enamorada de mí, y sin goma.
    
    Le desabotoné la blusa blanca mientras la besaba. Le quité el sujetador. Unas tetas redondas y duras con areolas y pezones rosados quedaron al descubierto.
    
    La muchacha quiso ver la mercancía. Me quitó la corbata, la chaqueta, la camisa. Me acarició los pectorales y me chupó los pezones. Me bajó los pantalones y los calzoncillos. Yo me quité lo zapatos. En cuclillas y acariciando mis nalgas, metió mi verga en la boca y le dio unas deliciosas mamadas. Al levantarse le masajeé las tetas y le trabajé los pezones y las areolas. La chica comenzó a gemir. Después le lamer magrear y mamar, le quité la falda. Quedó en bragas y liguero. Le quité las bragas, y en cuclillas le trabajé el coño mojado, o sea, lamí y chupé, labios y clítoris, y follé con la punta de mi lengua su vagina. La puse a huevo. Después le di la vuelta. La agarré por las tetas y la besé en el cuello. La chica se apoyó con las manos a la pared. Le di canela fina... Giró el cuello buscando mi boca con su boca más de una docena de veces. Yo ignoré sus labios. Follándola a toda hostia, la agarré por los pelos y tiré de su cabeza hacia atrás.
    
    Estaba haciendo lo contrario de lo que me había dicho. La dulzura brillaba por su ausencia. ...
    ... Pero sus gemidos me dijeron que había acertado al no hacerle caso. Seguí besando y lamiendo su cuello. Le mordí los lóbulos de las orejas. Poco después, me dijo:
    
    -Me voy a correr.
    
    Le quité la verga del coño empapado y se la acerqué a la entrada del ojete. Echó el culo hacia atrás y la fue metiendo muy despacito. Al tocar fondo volví a darle canela fina. Gozando como una perra volvió a buscar mi boca con su boca. Como no la besaba, me dijo:
    
    -Bésame, por favor.
    
    Ni puto caso. Desprecié sus labios y le volví a tirar de los pelos atrayendo la cabeza hacia atrás mientras le clavaba la verga con fuertes golpes de riñón. Volvió a decir:
    
    -Me voy a correr.
    
    Se la quité del culo. Le di la vuelta. La cogí en alto en peso y se la metí en el coño. Sus brazos rodearon mi cuello y sus delgadas piernas mi cintura. Tenía mi boca al alcance de la suya. Me besó con dulzura, al principio, ya que al ratito me chupó la lengua con fuerza. Las piernas le empezaron a temblar. Su coño apretó mi verga y entre gemidos, apretándola y soltándola, la encharcó con sus jugos. Era el momento de llenarla, y la llené con una larga y calentita corrida que se mezcló con la suya.
    
    Al sacarle la verga dos regueros de jugo y semen salieron de su coño peludo, bajaron por el interior de sus muslos hasta sus tobillos y acabaron mojando el piso de la habitación.
    
    Sonó el teléfono, la muchacha lo cogió, y se acabó la sesión. Según me dijo se tenía que ir por motivos de seguridad, había estallado una ...