1. Extorsión a una mujer casada (Parte 04)


    Fecha: 05/11/2019, Categorías: Masturbación Autor: Stoner, Fuente: CuentoRelatos

    ... comprobamos que había trabado la puerta. Entonces Héctor golpeó y la llamó cuidándose de no alzar la voz.
    
    —Ahora no –escuchamos el ruego de Victoria del otro lado de la puerta– por favor. Está mi familia.
    
    Insistimos, pero la señora se mantenía en sus trece.
    
    —¡Si no se van ahora llamo a mi marido y se lo cuento todo! –nos advirtió del otro lado de la puerta.
    
    —No va hacer falta que se lo cuentes –respondió con firmeza Héctor– ahora mismo le mando todas las filmaciones y las fotos a su mail ¿Querés eso, Victoria?
    
    Luego de un instante que me pareció eterno, la señora destrabó la puerta, desconsolada, y nos cedió el paso. Ni bien estuvimos dentro, Héctor la tomó del escote de su remera y la atrajo hacia él. Victoria lo observaba asustada, con los ojos abiertos como platos.
    
    —Escuchame bien, perra –la retó mi amigo– ¿aún no te enteraste que sos nuestra puta particular? Creí que te había quedado claro.
    
    —¡No me hagan daño, por favor! –rogó la señora.
    
    —Entonces repetí, ¿qué sos?
    
    Victoria tragó saliva y dijo:
    
    —Soy-soy su perra, su puta particular.
    
    Héctor le ordenó que se pusiera de rodillas y se parara de manos, como los perros. Victoria así lo hizo y luego sacó la lengua y empezó a respirar por la boca.
    
    —Ahora nos entendemos, esclavita –asintió Héctor acariciando su cabeza.
    
    —Arf, arf –farfullaba sollozando, la señora.
    
    —¿La perrita va a chuparnos bien las pijas ahora? –preguntó Héctor.
    
    —Guau, guau –asintió Victoria moviendo su ...
    ... cabeza.
    
    Entonces pelamos nuestras vergas paradas y las acercamos una a cada lado de su rostro. La mamá de Pablo agarró una con cada mano, nos masturbó por un momento y luego abrió su deliciosa boca y se dio a la tarea de chupar ávidamente, una a cada vez. Resultaba muy excitante contemplar a esa voluptuosa señora de rodillas, chupando dos vergas como si le fuese la vida en ello. Victoria levantaba nuestros carajos con mano experta y recorría nuestros huevos con su húmeda lengua dejándolos brillantes con su saliva. Resultaba claro que, a pesar de querer negarlo, la situación la excitaba tanto como a nosotros.
    
    Entonces sentí que estaba a punto de correrme y así lo hice, arrojando un torrente de semen caliente sobre la boca y la cara de la señora. Héctor se hizo a un lado de un salto eludiendo mi andanada. Chocamos nuestras manos en señal de complicidad. La mujer se tragó mi leche sin esfuerzo.
    
    —¿Victoria, estás ahí? –escuchamos de repente, para mi sobresalto. Se trataba de Luis, su marido.
    
    Pero con alivio, comprobamos que el papá de Pablo llamaba a su mujer desde la vereda de la casa, junto a su auto. Victoria se incorporó rápidamente y en voz alta le respondió que sí.
    
    —¡Acercate a la ventana, por favor! –le pidió el cornudo.
    
    La señora nos observó por un momento, desconcertada y sin saber bien que hacer; su rostro embardunado de semen, pero Héctor le hizo una seña indicándole que se asomara a la ventana. Un nuevo llamado de su marido la decidió. Victoria se ...