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El cabrón, la puta y el voyeur
Fecha: 05/11/2019, Categorías: Poesía Erótica, Autor: Gerardjking, Fuente: CuentoRelatos
Es una relación de tres. El voyeur que soy yo; un gordo de estatura mediana, parado frente a la cama de ellos con los pantalones abajo. Me estoy acariciando, masturbándome con frenesí. La tengo tan dura por lo que estoy viendo. El cabrón; un joven que apenas conozco. No sé su nombre ni su edad, pero sé cuánto le mide la verga: 20 centímetros. Es moreno, de buen cuerpo con mucha energía que gastar. La puta: mi querida amiga Arleth que conozco desde la primaria: una morena bien nalgona con unos cuantos kilos de más que forman parte de su belleza. Unos pechos redondos, unos labios gruesos y una dulce voz de perra obediente. Ella me mira fijamente mientras está siendo penetrada por su novio. Está en cuatro patas, como la perra que es, sobre la cama con el culo levantado para su vato. Él bombea ese prieto culo con rabia, se la mete toda de un solo impulso mientras nalguea su trasero con cada embestida. Arleth tiene el culo todo rojo. El sonido de los huevos del novio al chocar con la humedad vagina de Arleth hace eco por todo el cuarto. El sonido de las brutales nalgadas hace eco por el cuarto. Pero ambos sonidos son opacados por los gritos de placer de la morena. —¡Más duro, cabrón, más duro! Rómpeme el culo papi —exclamó ella sin desprender la mirada sobre mí, sobre mi miembro que es un chiste comparado con el pedazo de carne que tiene clavado en su ano. —¿Cómo se dice, zorra? —le blandió otra nalgada, una tan fuerte que hasta a mí me dolió. —Por ...
... favor, papi, dame más duro. Rómpeme el culo por favor. La jalo de su cabello y aumento la intensidad de sus movimientos dejando a la perra de Arleth sin aliento. Muerde las sabanas de la cama mientras es penetrada por el culo. A pesar de todo eso no deja de humillarme con esos ojos dilatados perdidos en el placer y en el morbo. Con la mirada me dice que nunca la llegare a complacer como su novio lo hace, ni a ella ni a ninguna otra mujer. Esto es tan humillante para mí, pero mi mano no se despega de mi pene. Me la sigo jalando mientras veo como se follan a mi mejor amiga de la cual he estado enamorada desde hace mucho tiempo. Arleth se dejó caer en la cama, su novio la voltea, separa sus piernas y las coloca en sus amplios hombros. Yo admiro el cuerpo de ella, bañado en éxtasis, apunto de ser penetrada salvajemente. Los veinte centímetros de jugosa carne son insertados de un solo movimiento en la vagina de mi mejor amiga, parece que el vato ya se aburrió de su culo. El suspiro, ella grito y después dejo caer la cabeza al borde de la cama donde su mirada de placer se clava de nuevo en mí. Esta sorprendida porque todavía no me he venido, ni yo sé cómo es posible eso si estoy más caliente que ellos dos. Las tetas de la puta se balancean por el aire por las fuertes embestidas de su macho, saca y mete su pene sin piedad mientras muerde esos pezones oscuros que me vuelven loco. —¡¿Te gusta, pinche perra?! —¡Me gusta! ¡Joder! Estoy enamorada de tu vergota, no te ...