1. COCHADERA!


    Fecha: 10/09/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... en alto y haciéndoles las más socarronas morisquetas mientras bailaban en derredor a cada uno de ellos ahí a sus pies, comenzaban ahí mismo aquella dominante orgía despampanante donde irían a divertirse como verdaderas diablas de la lujuria haciéndolos explotar una vez tras otra en orgasmos de caballos porque los habían capturado, precisamente. ¡calientes como caballos!!! Las conchudas despampanantes hacían lo que querían con los vergudos que gritaban como desaforados sintiendo aquellas atroces cosquillas que ellas les hacían, y que era recién el comienzo de una larguíma cadena de cosas que les harían a troche y moche. La luz de la luna iluminaba aquella insólita orgía nocturna allá en aquel puerto abandonado y a quilómetros del alma más cercana, y allí, ahora las conchudas eran diosas absolutas sobre aquellos infelices vergudos calientes y juguetes de todas ellas. los gritos prolongadísimos de los vergudos anunciaban los orgasmos que los tomaban por alocado asalto, y en medio de alaridos de alocado placer desesperado y las estridentes carcajadas de las conchudas, los gruesos y potentes chorros de cremosa leche saltaban al aire por las inmensas y empinadas vergas que las conchudas les pajiaban a su total placer y antojo, riendo a carcajadas al ver aquellos blancos chorretes largos y como interminables ...
    ... que la luz de la luna iluninaba en cada acabada. Unas y otras hacían lo que querían con el que cada una tenía ya para sí, y aquello era ya una COCHADERA despampanante y sin frenos. Ellas los habían capturado "bien cargaditos" pues los muy bestias se habían estado pacientemente preparando para quedar como bestias sementales, y ahora. ¡ellas los tenían atrapados así!!! Pero había otra cosa todavía más gorda y peor para ellos: ¡Las conchudas tenían otra carta bajo la manga!: Tenían aquellas posiones para calentarlos de manera multiplicadamente mayor a la que ya tenían, inyectándoles lo que ya, las muy conchudas suertudas tenían para inyectarles! ¡POBRES VERGUDOS!!! La suerte. había estado del lado de las conchudas!!! Desesperados y como a punto ya de enloquecer, las veían ahora cómo ellas iban tranquilamente pero con maliciosas sornas, preparando aquellas jeringas y ampollas y agujas. ¡para inyectarlos!!! Las triunfadoras muchachas. comenzaron con sádicas risas, morisquetas y miraditas por demás burlonas y mordaces. ¡a inyectarlos!!! Las agujas iban ensartándose en los huevos grandotes y henchidos de los vergudos, y las conchudas reían pasándoles adentro, aquel líquido mágico que los transformaría, en verdaderos monstruos sementales para gozar de ellos, como la conquista que habían sabido ganar. (Continuará). 
«123»