1. Un día de estos te voy a follar mamá


    Fecha: 12/11/2019, Categorías: Masturbación Autor: hoerrante, Fuente: CuentoRelatos

    ... calor entre las piernas. La vio alejarse y encerrarse en su cuarto.
    
    Se miró. Y se sorprendió de haber sido capaz de hacerlo. Reconoció que le encantó que su madre lo mirara. Y sintió un escalofrío a saber que ella se había puesto cachonda. Se dijo que seguramente había ido a su cuarto a hacerse una paja, pensando en él. En su polla.
    
    Se sintió muy bien. Se quitó la manchada camiseta y la dejó en el cesto de la ropa sucia.
    
    Pero Rosa no se estaba haciendo una paja. Estaba en la cama, llorando. Había llamado depravado a su hijo, pero era ella la que fue sorprendida masturbándose. Era ella la que se quedó mirando como su hijo se corría. Y era ella la que sentía su coño palpitar, sus pezones dolerle bajo la blusa. Era ella la que deseaba meter su mano dentro de las bragas y frotarse hasta correrse una y otra vez.
    
    No lo hizo. La culpa era más fuerte. Se quedó en su dormitorio hasta que llegó su marido y no tuvo más remedio que salir. Si antes no podía mirar a Luis a la cara, ahora, menos.
    
    Luis se dio cuenta. Su plan no había salido como él esperaba. En vez de volver a unirlos, como antes, los separó aún más. Y le enseñó otra cosa. Que su voluntad había sido más fuerte que la de ella, y eso le gustaba. Quería volver a ver en su madre esa mirada. Quería más. Y lo iba a conseguir.
    
    Mientras cenaban, la miraba. Ella intentaba disimular, hacer como que todo era normal, pero cada vez que sus miradas se cruzaban fugazmente, él le sonreía, y ella sentía un ...
    ... escalofrío.
    
    La dejó tranquila un par de días, sin hacer más referencias al asunto, dándole confianza. Ella seguía igual, pero ya no le importaba. En su cabeza se formaban ideas, fantasías. Tres días después, estando de nuevo solos, dio su próximo movimiento.
    
    Rosa estaba en la cocina, y Luis fue para allí. Se sentó en una silla y miró a su madre trabajar. Ella le daba la espalda y él le miraba el amplio y tentador culete. ¿Cómo no se había fijado antes en el culo de su madre?
    
    -Hola mamá, ¿Cómo estás?
    
    -Bien.
    
    -¿Bien? Pensé que ahora que estamos 'empatados' te sentirías mejor.
    
    -Luis, por favor. Déjalo ya.
    
    -No puedo, mamá. No dejo de pensar en ti. Desde que te vi haciéndote aquella estupenda paja no me quito tu coño de la cabeza. Cuando te dejé y fui a mi cuarto me hice yo también una buena paja y me corrí enseguida.
    
    -Luis, no sigas. Esto no puede ser. Por el amor de dios. Soy tu madre.
    
    -Sí, lo sé. Pero tu coño me tiene obsesionado. Tan negro, tan... salvaje. Si supieras las veces que me la he cascado desde entonces.
    
    Rosa se quedó quieta. Los dedos le temblaban. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo acabar con aquello? No había a nadie con quien hablar. Y Luis no parecía dispuesto a dejarlo. Lentamente, se dio la vuelta, encarando a su hijo. Todo iba a terminar en ese momento. Le exigiría que la respetase. Que jamás volviera a hablarle así. Y que si no lo dejaba, hablaría con su padre.
    
    Pero cuando miró, Luis tenía la polla en la mano que subía lentamente a los largo del duro ...
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