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Un pepino, mi padrastro y mi culo
Fecha: 15/11/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos
... huevos y mi polla. Cuando me quise dar cuenta él volvía a estar empalmado, todo un portento. Pasó un brazo por debajo de mí y me cogió de la cadera subiéndome encima de él, dándole la espalda. Levante un poco la cadera y acomodé su verga en la entrada de mi ojete. Puse un poco de saliva y el empujó a lo bestia mientras con sus manos estiraba de mi cadera hacía abajo. Grité como una perra en celo. Me dejo recuperar el aliento y empezó a marcar un buen ritmo con su cadera y sus manos. Me hacía subir y bajar por su polla como una estríper por la barra. Mi polla estaba totalmente empalmada y rebotaba arriba y abajo. Solo con ver el movimiento de mi polla se me ponían los ojos en blanco mientras aquel macho me ensartaba sin piedad. Me penetró a cuatro patas, de lado y como quiso. Yo estaba en éxtasis, creo que me corrí un par de veces, pero él no paró. Finalmente, me tumbo boca arriba en la cama y me separó las piernas y se acomodó allí entre mis piernas. Tenía una mirada increíble, por un lado era una bestia salvaje llena de lujuria, pero también veía amor, que coctel todo para mí. Me penetró a lo misionero y así pudo besarme a conciencia, y acariciarme las piernas, el ...
... culo, las orejas… Era fantástico. Empezó a marcar un ritmo rápido y fuerte, sus penetraciones me llegaban hasta lo más profundo. Le pedí que se corriera dentro y lo hizo, evidentemente yo tampoco aguanté y me volví a correr. Despertamos a las 4 o 5 horas y me volvió a llevar al cielo. Ese fin de semana fue el mejor fin de semana de mi vida. O al menos lo había sido hasta ese día. Es cierto que se ocuparía de mi madre, y de mí. Me dijo que tenía que buscar a alguien que me hiciese notar todo el rato lo que había sentido en la cama, a alguien que me mirase como él me había mirado. Y que no pasaba nada que si fallaba y me volvía a perder él estaba allí para ayudarme a recordar lo que era el amor y sentirse querido y querer. La verdad es que mi madre lo entendió bastante bien cuando se lo explicó. Claro que tardó unos cuantos meses y para entonces yo ya estaba saliendo con un chico precioso que me quería con locura y me había convertido en el ojito derecho de mamá. La verdad es que no he necesitado acostarme con él nunca más, pero aun así he repetido algunas veces. Siempre me ha mirado igual y siempre me ha llevado al cielo. Gracias por vuestros comentarios y votos.