EL INTERNADO (4) Julio Enverga a Matías - Relatos Eróticos

EL INTERNADO (4) Julio Enverga a Matías

... el capullo, . ¡Que placer! . y mi boca se empotraba cada vez mas rápido. Matías gemía cada vez mas fuerte, mas alto, se movía retorciéndose en la tumbona, como avisándome de que su polla ya estaba lista para descargar. Las señales eran claras y no mentian. Al poco tiempo noté como un río de leche corría por mi boca y mi garganta, era una gozada, era la primera vez que Matías se corría en mi boca, y no iba a desperdiciar todo ese semen, dulce y amargo al mismo tiempo. Con toda la boca llena de leche caliente, y por el gustazo recibido por el pollón de mi colega, no pude evitar correrme yo también, mientras le follaba la boca como un animal salvaje. Se la tragó toda el muy mamón, succionando fuerte y con la boca apretada, hasta sacar la última gota que salía por mi capullo. Yo tampoco desaproveché ni una pizca de esperma, y los restos que quedaron en tronco, se los relamí a conciencia. Mi cuerpo se quedo en un estado de relajación total, jamás habría podido imaginar el intenso placer que me había producido todo aquello, . ni en mis mejores sueños. JULIO: ¡Uffff! . ¿Tío, puedo hablar ahora? MATÍAS: No, . Recuperate, que te voy a dar lo que siempre has deseado amigo mio, . mi culo. Cuando se te empalme la polla, y se te ponga otra vez dura, quiero que me folles el culo. Quiero que disfrutes como nunca, . y si quieres correte dentro, . correte. JULIO: Pero, mira como la tengo ya, . con lo que me has dicho se me ha puesto dura, . si me va a estllar, joder. MATÍAS: Pues vamos y ...

... calla . y si vas a decir algo, que sean palabras de vicio, . y sobre todo guarras, muy guarras. Pasamos al salón y se arrodilló en el sulo, apoyando el pecho contra el sofá. Abrió sus potentes piernas, inclinó el cuerpo hacía delante y alzó el trasero, y con los dedos de la mano se estiró la piel del ano, abriéndose los cachetes hasta que me enseño la raja del culo. Yo me acerqué y empezé a acariciarle el ojete con los dedos, estaba super cachondo, el vicio me recorría por todo el cuerpo, y la boca se me hacía agua mirándole ese agujero. Sin darme cuenta ya le había introducido dos de mis dedos en su ano, y por la experiencia que yo tenía, y los culos que ya había explorado, mi mejor amigo, parecía que estaba bastante acostumbrado a ello, ya que no me había ofrecido mucha resistencia. El mariconazo no paraba de mover simultáneamente su trasero contra mi mano, para que mis dedos se introdujesen más en su esfínter. Entonces Matías, llevó su mano izquierda hacia su culo y me hizo quitar los dedos de su interior, y enseguida agarró con ella mi polla y la colocó a las puertas de su agujero. Mi polla entró suavemente con una gran facilidad hasta el fondo, y noté como Matías emitía un suspiro y se estremecía de placer. Empezó a moverse rítmicamente, pajeándome el cipote, masturbándomelo dentro del ano, poniéndomelo hasta tal punto de reventar la gruesa vena que me recorre el tronco. Yo le agarré por la cintura, para controlar sus movimientos brutales, e intentar que durara lo máximo ...