EL INTERNADO (4) Julio Enverga a Matías - Relatos Eróticos

EL INTERNADO (4) Julio Enverga a Matías

... de pie. Su mano volvió a separar el bañador por el lado, de forma que mi polla bastante dura quedase al descubierto, . y agarrándola con su mano empezó a pajearmela suavemente, con unos movimientos que subía mi excitación hasta unos límites de frenesí. Yo puse mis manos en su nuca, indicándole lo que quería sin palabras, y empujé suavemente su cabeza hacia abajo. No se hizo de rogar, él deseaba tanto chupármela como yo que me la chupase. Primero la lamió con la lengua de arriba abajo, mientras con sus manos me separaba las piernas. Cuando empezó a introducírsela en la boca, una de sus manos me sobaba el culo, y la otra me acariciaba los huevos. Poco a poco, se fue tragando mi pollón por completo en su boca, al mismo tiempo que con sus dedos empezaba a jugar con mi ano, del que ya había apartado la tira trasera del tanga. Como los dos estábamos húmedos de la piscina, no le fue difícil introducir uno de sus dedos por el boquete de mi culo, cosa que no me gusta mucho, pero en este caso, y siendo él no me importó, al contrarío, me causó un placer increíble, sobre todo teniendo en cuenta que su boca, ya había empezado un movimiento bestial en mi polla, estimulando mi lujuria y mis deseos mas viciosos. Sin dejar de chuparme la polla, mi amigo se bajó el bañador mostrándome un pollón monstruoso, continuó sentado, espatarrado, bien abierto de piernas, y regaalándome una maravillosa vista de aquel monumento. ¡Joder que pollón calzaba el hijo de puta! No podía aguantar mas, tenía que ...

... mamar aquella verga, y sentirla en mi boca llenándomela toda de carne. Me incliné sobre él, sin sacarle el cipote de la boca, lo tendí de espaldas en la tumbona, y me fuí dando la vuelta hasta quedar encima de Matías en un perfecto 69. Poco a poco deslicé mi lengua por su vientre, hasta llegar a su pubis afeitado, y al fin allí estaba el gran premio . una polla de innumerables centímetros. La agarré por la base del tronco para que se quedara totalmente empinada, le pasé la otra mano suavemente alrededor del gordito capullo, . aquel cipotón descomunal era imposible que me cabiera en la boca, así que cogí su polla con mis manos y empecé a lamerla. Su tamaño era tan considerable que me preguntaba si podría metérmela toda en la boca, como él estaba haciendo con la mia, pero antes de que pudiera responderme a mi mismo, ya me había metido su capullo en el interior de mi boca, y con las sacudidas que daba con la pelvis cada vez iba metiéndomela más adentro. Me gustaba la sensación de esa verga grande y caliente en mi boca, casi no podía respirar y me daban arcadas porque su polla llegaba hasta el fondo de mi garganta. ¡Que gstazo de poder mamarle la polla a mi amigo Matías! . Lo había imaginado tanto, que estaba calentón perdido, notaba como la leche me hervía dentro de los huevo, luchando por salir, y llenarle toda la boca al momonazo de mi colega. Ya había conseguido engullir por completo la verga en mi boca, se la mamaba sin descanso, saboreando cada fluido que se le escapaba por ...