1. Mi macho Dobby


    Fecha: 18/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... excitando mucho, pasé todo el fin de semana decidiendo y luego arrepintiéndome, y así una y otra vez, hasta que lo decidí con firmeza. Por suerte para mí mi madre se llevaría a mi abuela con mis tíos desde el lunes hasta el viernes, dejándome sola en la casa esos días; así que estaba decidida, era ahora o nunca. El lunes llegué de la universidad como a las 7 de la noche, estaba casi oscuro, mi mamá y abuela ya no estaban, a esa hora es raro que alguien vaya a la casa, sabía que tenía tiempo, espacio y disposición. Dobby me recibió como siempre, alegre, yo estaba nerviosa, me sudaban las manos. Me metí a mi cuarto, Dobby se fue al patio; me miré al espejo, empecé a quitarme la ropa, quedé desnuda, me vi y pensé “todo esto será para un animal”, la calentura empezó a subirse a mi cabeza. Siempre me he sentido algo puta, pero hoy seré una perra también. Salí así desnuda de mi cuarto, las puertas y ventanas de mi casa ya cerradas, solo encendido un foco en mi sala. Me empecé a masturbar en el sillón de mi sala, la calentura era tanta que llegué al orgasmo muy rápido. Me asomé al patio trasero, llamé a Dobby, él entro y cerré la puerta, estaba contento porque sabía que si lo llamé era para dejarlo dormir adentro, cosa que a mi mamá no le gusta; pero el plan hoy no era solo eso. Me volví a sentar, con las piernas abiertas, invitándolo a acercarse, extrañado se acercó y empezó a olerme, se fue directo a mi muy húmeda vagina; casi de inmediato comenzó a lamerme, lo cual hizo que ...
    ... una especie de corriente me recorriera de los pies a la cabeza; emití un gemido algo fuerte, era sorprendente la sensación que me estaba causando. Mi enorme calentura hizo que a los pocos segundos ya estuviera yo teniendo otro orgasmo con sus lamidas. Me temblaban las piernas, mis fluidos seguían brotando y él los seguía lamiendo con gusto. No pude resistirlo más, me puse en cuatro patas, con mis brazos recargados en el sillón. “¡Cógeme ya, necesito una verga ya!”, le grité, pero él seguía interesado en lamerme, así con el culito parado empezó a lamerme mi ano, lo cual me encanta, y me hizo chillar y gemir todavía más. Disfruté sus lamidas unos segundos más y empecé a mover mi trasero de lado a lado, para llamar su atención, y en una de esas entendió el mensaje y me montó, pero no atinaba a mi vagina. Bajé mis brazos del sillón y me recargué en el suelo, parando más mi trasero y abriendo un poco más mis piernas, buscando el ángulo para que pudiera penetrarme, hasta que por fin me penetró. Sus movimientos frenéticos de cópula me estaban llevando a otro orgasmo, él emitía pequeños gruñidos, mientras yo gemía de placer. Mis tetas de movían al ritmo de sus embestidas, mi cabeza daba vueltas por tanto placer. Solo duró como 15 segundos, pero fueron muy intensos, para mí duró una eternidad. Poco a poco bajó su ritmo, hasta que se quedó quiero, jadeando mucho, dejando caer gotas de saliva sobre mi cabeza, mi cabello. Yo sabía que intentaría separarse de mí, pero yo ya tenía su bola ...