1. Reconociendo a mi hija


    Fecha: 22/11/2019, Categorías: Incesto Autor: dainaa, Fuente: SexoSinTabues

    Antonia era bella, era hija de mis vecinos, tenía 15 y yo 40, ella aún iba al colegio. Era tan tierna, fue esa ternura la que me llamó la atención y comencé un coqueteo inocente con ella, coqueteo que se convirtió en lujuria de esa rica, que apenas verla la deseaba y me provocaba una erección tremenda. Un día que no había nadie en su casa, fui y la follé duro en la cama de sus papás, fue la mejor follada que había tenido, Antonia se veía tan bella después. Quedó embarazada, pero yo estaba casado con 2 hijos pequeños, así que no pude cuidar de ella. Nadie nunca supo que estaba embarazada de mí. Mi excusa fue el trabajo, así que con mi familia nos fuimos de la ciudad y nunca más la vi. Pasaron 12 años, cuando supe de ella nuevamente. Yo tenía a mis hijos, Anita de 15, Carlos de 22 y Andrés de 27 años, yo me separé así que ellos se quedaron lejos. Yo volví a esta ciudad y fue entonces que supe de ella porque había fallecido, busqué a la que podría ser mi hijo hasta que encontré y no era chico sino niña. Estaba al cuidado de sus abuelos maternos, cuando por fin accedí a verla, ella quería conocerme también, su mamá claro, le había hablado de mí. Nos reunimos hace un tiempo, y era bella, una muñequita, mi muñequita. Medía 1.55, su piel era blanca, lozana, una pequeña cinturita y un culito que me recordaba a su mamá, respingón igual que su naricita, y su boca era carnosa igual a Antonia. Se llamaba Fernanda, y desde que nos dimos el primer abrazo la deseé. Era mía. Mi muñequita. - ...
    ... Nos vemos mañana, papá? - Por supuesto, hija. No puedo creer que te conozca hace tan poco y te ame tanto muñequita. Le decía mientras la abrazaba y olía su cabello y rodeaba sus hombros. - Quiero que vivamos juntos, hija. Piénsalo. - Pero mis abuelos, papá… - Feñita, mi amor, eres lo más importante para mí, si quieres nos vamos o nos quedamos acá, pero no quiero volver a separarme de ti. Era mía, la sentía tan mía que el pensar en separarme de ella me provocaba dolor. A su mamá la quise tanto, no solo porque fue la primera amante que tuve, sino porque era tan tierna, su inocencia me provocaba deseo, amor, lujuria, y ternura a la vez. Pero mi esposa en el momento que se cruzó en mi destino con Antonia, ella era muy importante para mis negocios, era toda una vida que destruiría por Antonia. Pesó más el negocio. No quería volver a perder eso, la candidez en mi corazón. Nos fuimos a vivir juntos, finalmente. Era su cumpleaños 14 a finales de agosto, cuando esa mañana la sorprendí en su cuarto masturbándose. Sus gemidos eran suaves, muy ricos e intensos. No le dije nada pero vi todo su cuerpecito revolviéndose de placer y entonces pensé que no era la primera vez que lo hacía. Estaba comenzando su vida sexual y yo no era parte de eso. - Fernanda, mi amor. Te gustaría ir de compras? Creo que necesitas ropa nueva. - Bueno sí, papá, hay mucha ropa que ya me queda pequeña. - Sí, lo veo. Tu ropa está muy pequeña, a pesar que te ves bastante bien con ella. Eres tan bella hija. - Gracias ...
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