1. Mi vecino, un cumple y unas pizzas


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    ... luego.
    
    Llegamos a nuestro edificio y me despedí agradeciéndole el que me hubiera ahorrado el paseo.
    
    Fue un encuentro tonto verdad? Nada del otro mundo. Un encuentro de esos ocurre miles de veces al día. Sin embargo a partir de ahí empecé a sentir algo raro.
    
    No sé describirlo, pero a partir de ahí deseaba a mi vecino. No sé, en serio, la causa. Pero tras eso cuando lo veía tomando café, saliendo de su casa, cuando lo veía al tirar la basura, en las reuniones de vecinos… lo buscaba. Incluso cuando veía a su esposa o hablaba con ella en la calle la envidiaba. Me imaginaba lo que sentiría ella al follar con él.
    
    No lo había hecho durante años. Pero volví a masturbarme. Y casi siempre pensando en mi vecino. Me gusta sobre todo cuando estoy en casa y oigo la ducha de la casa de ellos, que cae junto a mi baño también. Cuando oigo correr el agua de su ducha, me gusta imaginarme que es él duchándose. Imagina el agua correr por su cuerpo, lo imagino a él enjabonándose, imagino su polla mojada moviéndose por sus movimientos… y termino desnudándome, metiéndome en mi propia ducha y, con la cabeza apoyada sobre los azulejos de mi pared, masturbándome de forma incontrolada. Es superior a mí.
    
    Alguna vez me he masturbado también mirándolo por la ventana, guarecida yo tras la persiana. Él estaba hablando con otra persona en la calle, en la acera de enfrente de nuestras casas. Y allí estaba yo tras las persianas. Mis piernas levemente separadas, algo agachada, los pantalones del ...
    ... pijama en los tobillos y mis dedos entrando y saliendo de mi coño. Un coño húmedo, chorreante, palpitante.
    
    Mi vecino no era mi tipo. Yo siempre había dicho que me gustaban los rubios altos y fuertes. Lo típico. Y yo, además, no era la típica mujer que hacía cornudo a su marido. Ya digo que lo quiero. Pero luego veía a mi vecino y me entraba un calor que…
    
    Empecé a esforzarme por cruzarme con él cada día con cualquier excusa. E incluso alguna vez, seguramente de forma torpe, le dije que a ver si tomábamos un café y tal en casa. El resultado de eso fue verme un día con él y con la mujer tomando ese café. O se había hecho el tonto o yo no había sido clara.
    
    Recuerdo, curiosamente, que ese día cuando llegaron a mi casa, se me cruzó por la mente la posibilidad de que me propusieran hacer un trío. Me imagine a cuatro patas entre los dos, comiéndole la polla a él mientras ella me comía el coño. Nunca me han gustado las mujeres, aunque creo que podría hacerlo con una. Y ese trio me llamaba la atención. Me veía en el sofá los tres enredados, comiendo y siendo comidos… Mojé algo las bragas. Pero nada de eso pasó. Tomamos el café hablando de gilipollez y poco más.
    
    En abril era el cumple de uno de sus hijos. Nos invitaron. La fiesta sería en un local cercano, ya que pondrían juegos para los niños y tal.
    
    Aceptamos ir, claro. Yo quería llamar su atención así que me arreglé a conciencia. Unos tacones color carne, unas medias del mismo color, y un vestido marfil. El vestido tenía ...
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