1. Mi vecino, un cumple y unas pizzas


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    ... su parte superior de encaje.
    
    Allí nos fuimos. Estuvimos tomando algo. Unas cervezas y unas tapas mientras los niños y niñas se lo pasaban en grande. Nosotros no conocíamos a mucha gente, como os he dicho, así que nuestra conversación fue casi en exclusiva con ellos. Tras la tarta y unas copas la gente empezó a irse. Nosotros aguantamos ya que en una tele enorme estaba viendo mi marido, con otros hombres, un partido de fútbol. Yo me quedé hablando con las tres mujeres que quedaban: la madre del niño y dos amigas suyas. A ver si así conocía a más gente.
    
    Al final decidimos, viendo que la hora avanzaba, cenar allí. Los niños querían pizza. Así que decidimos pedir pizza. El fútbol había terminado y los hombres estaban ya allí de nuevo, ya con un puntito bien dado, la verdad.
    
    -Oye, cariño -dijo el vecino dirigiéndose a la mujer– nosotros en casa tenemos por lo menos 4 pizzas. Las podemos hacer en nuestro horno y traerlas. Que al final a nosotros nos van a caducar.
    
    - Ah pues mira, no es mala idea -contestó ella – os parece bien?
    
    Todos dijimos que si.
    
    -Nosotros también tenemos alguna en la nevera -dijo mi marido – verdad cariño?
    
    -Si, si. Creo que hay dos de barbacoa, así que las podemos coger también.
    
    -Genial, entonces. Pues si queréis me acerco, las caliento y las traigo.
    
    -Te acompaño y te doy las nuestras -dije, temiendo que mi marido se ofreciese él. Pero no lo hizo. Parece que venía ahora otro partido en la tele. Mi suerte parecía que me acompañaba de ...
    ... verdad.
    
    Fuimos en el suv al edificio. Yo me senté subiendo más de lo necesario la falda del vestido, marcando muslo. Me vecino lo vio. Si o sí.
    
    Cuando llegamos él se fue a su casa y yo a la mía por las pizzas. Las calentaríamos todas en su horno. Y hablando de calentar: a mí me tenía ya bien caliente. Veía allí mi oportunidad.
    
    Y no pensaba dejarla escapar.
    
    Luego de coger las dos pizzas de mi casa, llamé a su timbre y me abrió. Su casa tenía el mismo problema que la mía: el desorden producto de los niños. Nos fuimos a la cocina. El horno era grande y ya se calentaban tres de sus pizzas. Me ofreció una cerveza de la nevera que acepté.
    
    -Tengo ahí unas cajas de pizza vacías de un amigo que tiene una pizzería. Por eso he dicho de hacer esto. Las metemos ahí y listo.
    
    Yo sorbía mi cerveza y le decía que sí.
    
    Terminó el primer lote de pizzas. Las sacamos y las metimos en las cajas. Y metimos las siguientes pizzas.
    
    Él se había manchado la mano con la salsa de tomate y fue en busca de una servilleta para limpiarse. No perdí la ocasión. Lo agarré y me llevé su mano manchada a mi boca, quitándole con mi lengua los restos del tomate de la mano.
    
    A continuación todo lo que pasó fue rápido. Cierro los ojos y me gusta recordarlo. Me mojo sólo hacerlo.
    
    Su cuerpo contra el mío. Mis tetas aplastadas contra su pecho. Su lengua en mi boca. Sus manos que aprietan mi culo. Me muerde el labio. Una mano entra por debajo del vestido y pellizca mi culo. La otra aprieta una ...