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Mis inicios
Fecha: 27/11/2019, Categorías: Gays Autor: Ernesta, Fuente: SexoSinTabues
Desde pequeño me sentí atraído por los hombres, tenía ocho años cuando me “enamoré” de Carlos, mi primo, él era todo lo que yo no, él era guapísimo, rubio, ojos verdes claro, de mucha personalidad, buen alumno, participaba en todas las actividades escolares y sociales que le fueran posible, destacando siempre, uno de los mejores alumnos del colegio en el que estudiamos, al contrario, yo nunca fui muy atractivo físicamente, mal alumno, intentaba participar igual que Carlos, pero las cosas no me salían, primero fue admiración, pero él me gustaba como hombre. Al principio me acepté sin mayores problemas, nunca se lo dije a nadie, tampoco lo dejaba ver, en mi fuero interno no había problemas con ser gay, hasta que mi madre me descubrió con las uñas pintadas. Desde los nueve años comencé a maquillarme a escondidas, no me resultaba demasiado difícil, pues gran parte de mi tiempo estaba solo, mi padre trabajaba todo el día y mi madre, una mujer hermosa, mantenía relaciones extramaritales continuamente, aunque ella creía que nadie lo sabía. Cierto día llegó antes de que yo me fuera al colegio, alcancé a quitarme el maquillaje de los labios y los parpados, pero no de las uñas, ella me reprendió fuertemente, haciéndome entender de muy malas maneras que ser mariconcito era anormal, algo muy malo y como castigo me envió al colegio con las uñas pintadas, fue una tarde terrible para mí, escondí las manos lo mejor que pude, nadie se dio cuenta de la situación, me fui corriendo hasta la ...
... casa, no quedaba lejos, me metí al baño y limpie mis uñas, desde ese día nunca lo volví a hacer, pero también tuve conciencia de no ser normal, según los conceptos de mi madre, ser gay era de raritos y yo era uno de ellos. Me esforcé en ser un niño “normal”, jugué fútbol como los demás, orinaba los muros junto a mis amigos y hacia lo que fuera posible para no delatarme, pues en realidad los muchachos me atraían demasiado y quería ir más allá, aunque todavía no me entusiasmaba el sexo, quería una relación niño y niña, obviamente yo sería la niña, sin embargo, nunca tuve la personalidad suficiente como para decirle a alguno de los niños que me gustaban lo que sentía por ellos. Cuando cumplí los doce años, llegó un nuevo vecino, Juan, él tenía once años, aunque su físico era un poco más desarrollado que el mío, cierto día ingresó a jugar al patio de la casa en la que vivíamos, ahí mi papá guardaba una moto antigua, entonces decidimos jugar en ella, yo fui más rápido y me monté en la parte delantera de la moto, mi amigo quedó sentado justo detrás de mí, Juan había quedado molesto por aquello, se quiso desquitar de mi haciéndome sentir su pene en el trasero, se apegó lo más posible a mí, era imposible no notar su miembro, entonces yo se lo hice fácil, levante mi trasero para que él pudiera moverse y sentir mi culito sin problemas, al principio Juan se sorprendió, pero además se excito de sobremanera, comenzó a moverse desesperadamente, estaba muy agitado y yo muy caliente, puso mis ...