1. Mis inicios


    Fecha: 27/11/2019, Categorías: Gays Autor: Ernesta, Fuente: SexoSinTabues

    ... manos alrededor de mi cintura y trataba de sentirme lo más posible, era increíble aquello que sin ser penetración, me tenía vuelta loca. Le tomé la mano y lo llevé hasta el interior de la casa, verificamos que no había nadie, entonces me bajé el pantalón y el calzoncillo, me doble sobre la mesa mirando hacia el jardín de la casa, si alguien venía yo podría verlo, entonces Juan sacó su pico y me lo metió, no tenía un gran aparato, ni siquiera lo sentí cuando ingresó en mí, pero me gustaba demasiado la forma en que se movía, él quería llegar a terminar rápido, mientras yo disfrutaba de sus movimientos, luego de unos minutos, se detuvo, guardó su pene y se fue, nunca comentó nada, pero no volvió a hablarme, alguna vez intenté acercarme a él, quería llevarlo a la casa, pero él se alejó sin decir nada. Un día debí acompañar a mi madre hasta la ciudad de Antofagasta, el viaje era solo por el día, llegamos donde una tía que nos esperaba, me permitieron quedarme en la casa de ella, mientras se fueron a realizar algunos trámites que mi mamá necesitaba hacer ahí, en esa casa estaba Raúl, un muchacho de catorce años, no muy atractivo, mucho más alto que yo, me preguntó si había visto el mar desde el balcón de aquella casa, le dije que no, entonces subimos hasta una de las piezas, en realidad no había balcón alguno, lo que encontré al llegar fue una ventana desde donde se veía el mar y los botes en la costa, me pareció preciosa la vista, él permitió que yo estuviera delante, él se puso ...
    ... atrás, me indicaba algunas cosas, mientras se apegaba a mí, era un juego parecido al de Juan, pero más osado, porque no estábamos solos en esa casa, lo que no impidió que yo bajara los pantalones lo suficiente para que Raúl pudiera clavarme su estaca en el potito, él solo sacó su pene, me penetró rápido, este pico si lo sentí, se movía lentamente para no levantar sospechas, conversábamos de lo que veíamos, aunque en realidad no mirábamos nada, sentía muy rico esa penetración, me decía que tenía un poto muy rico, de mujer, redondito y paradito, a ratos me lo acariciaba como podía, como sus movimientos eran lentos permitió que se demorara algún rato en acabar, agradecí de sobremanera aquella culeada rica que me estaba dando, su pico duro me daba mucho placer, terminó, él salió antes, mientras me acomodaba la ropa, al rato nos juntamos en la sala de la casa, como si no hubiera pasado nada. Días después, por primera vez, llevé a un vecino mayor hasta la casa y le ofrecí mi culo, me bajé el pantalón y el calzoncillo, mostrándole mi trasero, sin palabras, sin nada, había vencido mis temores, él, que tenía 17 años, lo acarició suavemente, me dijo que estaba muy rico, bajó su ropa y me hizo sentar sobre él, a pesar de estar encima suyo, él era el que bombeaba, yo me sentía cada más mujer, él tenía una pichula muy rica, larga, no gruesa, pero larga, mi culo estaba más que abierto, no sentía ningún dolor mientras él se movía, solo gozaba aquello, me sentí en la gloria, que manera de ...